Algunos meses atrás, lectores criticaban Uber, su legalidad y cómo la única solución era el transporte formal: el taxi, bus o vehículo particular como medios viables de transporte. La legislación en Colombia sigue su línea de pensamiento y hoy tomar un Uber en un aeropuerto (o en la calle) es toda una odisea. Mientras gobierno y los poderosos del transporte están en una pelea perdida con los resignados usuarios, en otras partes del mundo la ciencia ficción es una realidad.
Buses que tienen compartimentos para dormir, monopatines motorizados en las vías, estudiantes que van al colegio en vehículos autónomos y minicarros robot que entregan mercado a domicilio son hoy una realidad en Los Ángeles, California, Estados Unidos. Como si esto fuera poco, Uber está simplemente a la espera del permiso para sus “vehículos voladores” y otro centenar de emprendimientos quieren ofrecer servicios de mensajería con drones, eliminando el uso de vanes e inclusive bicicletas. Expertos dicen que estamos en un momento tan importante como cuando el sistema de metro llegó a Londres hace 150 años. Siento tristeza pensar que solo Medellín goza del comprobado sistema. El futuro es un problema de voluntad política.
Los legisladores, que en la mayoría de los casos son extremadamente cautelosos, deben velar por buscar sistemas de transporte que sean más equitativos, más eficientes y por su puesto más amigables con el medio ambiente. Ser prohibitivo es un riesgo para el desarrollo de la sociedad, nuestras leyes deben ser lo suficientemente amplias para que se den innovaciones como Rappi o inclusive Tappsi e EasyTaxi. Antes que dejar que los grandes jugadores en el mundo del transporte protejan sus inversiones poniendo trabas a estas tecnologías, se deben ofrecer beneficios para incentivar la innovación, así como permitir la entrada de nuevos jugadores al mercado.
¡Soluciones y no sanciones! Los grandes problemas de transporte no van a desaparecer multando a innovadores, no se solucionan dejando a los jugadores de siempre. El mundo del transporte cambiará radicalmente. En nuestros gobernantes está si nos montamos o no.
