lunes 16 de enero de 2023 - 12:00 AM

La magia de una tusa amarillista

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Columna de
Puno Ardila

¿Sí vieron el éxito tan tenaz del último temazo de Shakira?; ¿oyeron la canción? —preguntó Maurén emocionadísima entrando en tromba—. Le está saliendo a ella cierto lo que dice en esa hermosa obra, “magistral y digna”: que las mujeres no lloramos, facturamos.

—Pues eso busca Shakira, facturar por vender su intimidad; pero esa “canción” ni es magistral ni es digna —respondió de inmediato el ilustre profesor Gregorio Montebell.

—Oh, maigó —dijo Maurén—. ¿Por qué ustedes, los mayores, se niegan a reconocer los valores musicales de nosotros los artistas? ¿Por qué no reconocen el arte y los éxitos musicales?

—¡Jamás! —repitió Montebell.

—¿Jamás qué?

—Jamás me niego a reconocer los valores musicales y artísticos. Hay quienes tienen talento artístico, pero no son tan reconocidos, como Martha Gómez y Mauricio Ortiz, por ejemplo; otros son muy reconocidos, sin talento, como los Iglesias, por ejemplo, por no citar una interminable lista de reguetoneros, norteños y “vallenatos”.

—Bueno, ¿y Shakira?

—Shakira canta bien, como puede notarse en ‘El amor en los tiempos del cólera’; buena voz, aunque estilo chocante, como Daniel Santos, que terminó exagerando su estilo por encima de su calidad vocal, y al final ni se le entendía lo que cantaba. A Shakira le pasa lo mismo con su estilo caprino; pero eso a la gente le gusta, y entonces hablamos de estrategias comerciales, no de niveles musicales ni artísticos. Shakira es, por encima de todo el talento que pueda tener, una estratega comercial de alto nivel, que reconoce el valor económico de su intimidad.

Shakira es una mina de oro y sabe sacarle provecho a lo que se vende, como este trabajo, que es, de lejos, cualquier cosa menos una obra de arte. La gente no está comprando una canción, sino un producto comercial cuyo insumo clave es el chisme de pareja; de eso viven los medios amarillistas desde hace mucho tiempo y así trabajan también los productores musicales. La canción tiene muy bajos niveles musical y lírico; y lo de “digno”, pues ya tres producciones sobre su desamor no muestran en absoluto que a ella le valga cinco.

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