lunes 22 de mayo de 2023 - 12:00 AM

Violencia social: empecemos por respetar las normas

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Columna de
Puno Ardila

La violencia por mano propia es la causa principal de muertes en Santander. Fundamentalmente el problema es intolerancia. ¿Qué nos está pasando?

—Hay muchas razones posibles para que las personas se nieguen a aceptar sus responsabilidades legales y de convivencia —dijo el ilustre profesor Gregorio Montebell—, entre ellas la falta de conciencia ética, entender que tenemos una obligación moral con la sociedad y con el mundo en el que vivimos.

—Súmele esa preferencia por la libertad individual sobre el bien común —interrumpió doña Nati— esa actitud tan común de hacer lo que se quiere sin tener en cuenta las consecuencias para los demás; sencillamente, dizque porque «como estoy en mi casa, hago lo que se me antoje».

—Por supuesto —contestó Montebell—. Como digo, hay muchas razones, pero nada justifica que se falte a la ley y a la convivencia, imprescindibles para garantizar la paz, la seguridad y el bienestar de todos. Cómo reacciona el infractor cuando se le dice que la vía es hacia allá y no hacia acá; explíquenle a un prosélito que todas las religiones tienen derecho, así como agnósticos y ateos. Cómo entender que Petro no tiene la culpa (no todavía, cuando menos) de todo lo que ocurra o deje de ocurrir. Cómo entenderán los políticos que el erario no es de ellos.

La costumbre es rechazar cualquier fallo, con insultos y manotazos, como cualquier político. Ahora se apela hasta cuando el hecho es inapelable: estudiantes, cualquiera que sea la calificación; competidores que no pasan a la final; o jugadores, cuando el árbitro pita falta después del patadón que todo el mundo vio.

A propósito de fútbol, de pasiones sanas se convirtió en causa de borracheras y violencia sin fundamento: gane o pierda su equipo, los descerebrados hinchas salen a acabar con lo que encuentren a su paso. Definitivamente, por la actitud de jugadores y fanáticos que los apoyan, los encuentros en la cancha son ejemplo claro del desacato a las normas, y, dentro y fuera de la cancha, los enfrentamientos por el fútbol terminan de retratar la caótica y alarmante realidad de nuestras sociedades.

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