Publicidad

Rafael Gutierrez Solano
Miércoles 11 de diciembre de 2019 - 12:00 PM

Anarquismo

Compartir
Imprimir
Comentarios

Hay una locución latina que es sabia en su mensaje: “La libertad es la facultad de hacer lo que la ley permite...”. Por ende, las personas no deben, ni pueden confundir tal derecho con el uso abusivo del mismo porque las autoridades se encuentran en la obligación de reprimir y contener cualquier exceso que afecte los derechos de los demás habitantes. Si los entes gubernamentales nacionales respaldados en la Constitución Política y las leyes no obran de conformidad, surge el anarquismo que es la ideología que preconiza la supresión o aniquilamiento del Estado.

Cuando observamos antes de ayer por televisión las imágenes indignantes y repulsivas de individuos en la Universidad Nacional lanzando bombas incendiarias, objetos contundentes y otros artefactos peligrosos contra las fuerzas del orden (Esmad), como ciudadano que defiende la institucionalidad y cree en el Estado de Derecho, ratifico ser partidario de que para restablecer la normalidad en la Nación se neutralicen o judicialicen a esas bandas de delincuentes, agitadores profesionales o seudo-revolucionarios que operan en diferentes lugares de la República, desvirtuando la actitud cívica del inmenso número de gentes que quieren difundir de manera pacífica sus ideas o inconformidades.

Pretender acabar con los escuadrones policiales profesionales que nos protegen de los vándalos, revoltosos de pacotilla, es dejarnos a merced de los que anhelan regímenes dictatoriales y corruptos como Venezuela, Nicaragua o Cuba, donde solo hay desorden, frustración y miseria. Esta es una verdad incontrovertible. A eso le apuntan esas censurables minorías. Desde que yo era estudiante universitario en Bogotá hace algunos decenios, observé esos reprochables comportamientos y jamás han triunfado. Han sido inútiles y motores del pillaje, y la violencia.

Si estas conductas descritas y que seguimos padeciendo no se controlan a tiempo de modo eficaz y contundente, pronto arribaremos a una conclusión cierta de lo que más adelante puede acontecerle a este país, por indecisos y timoratos: nuestros gobernantes deben tener presente que las autoridades son legítimas cuando sirven el bien, cesan de serlo, al cesar de servirlo. Y la mayoría de las personas nos encontramos en la otra orilla... la de la decencia y civilidad.

Elija a Vanguardia como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí y únase a nuestro canal de Whastapp acá.

Publicidad

Publicidad

Tendencias

Publicidad

Publicidad

Noticias del día

Publicidad