Todos los años por esta época nos enteramos con gran preocupación de los devastadores incendios que arrasan este Estado, uno de los más importantes de los Estados Unidos, llevándose a su paso bosques, mansiones, casas y ciudades. Al observar los reportes de esta tragedia, uno se pregunta si al repetirse anualmente estos episodios, algo queda de naturaleza en esa vasta región. Para quienes defendemos los ámbitos ecológicos en cualquier lugar del planeta es irónico saber que el señor Donald Trump, presidente de esa Nación, desde su campaña y ahora ejerciendo el cargo, mira de soslayo y se retira dando un portazo de los organismos internacionales que propenden por salvaguardar la tierra, el mar y el aire, base fundamental de la existencia humana.
Los analistas profesionales arguyen que tales conflagraciones ocurren por el cambio climático, las prolongadas sequías, la tala y deforestación que acaba con los nacimientos de agua, etc., hechos que además de vislumbrar la mano artera del hombre, son los artífices de estos dramas, lo cual genera una contaminación global y unos daños naturales de efectos impredecibles. Acá en Colombia y en nuestro departamento, se han presentado con regularidad fenómenos similares de particular gravedad. Por ello, ahora que se avizora la presencia del fenómeno de “El niño”, las Corporaciones Autónomas, los organismos de control y demás autoridades deben estar alertas, para llevar a cabo las tareas que la ley les obliga a atender: velar por la conservación del patrimonio natural.
Catástrofes como la mencionada deben servir de referencia para mejorar las estrategias en busca de combatir todas aquellas conductas contra el medio ambiente, las cuales están acabando con lo poco que nos queda de hábitat. Tenemos un ministro santandereano, al parecer especialista en esta área, a quien deberíamos acudir desde ya para llevar a cabo campañas de información a la ciudadanía, instrucción a los campesinos para prohibir las quemas, controlar el tráfico descarado de madera que no detectan las mencionadas corporaciones, denunciar a las mafias de la minería ilegal, etc. Ahí tienen suficiente trabajo para que muestren resultados efectivos, y no los sigan cuestionando en sus labores.
