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Ramiro Serrano
Miércoles 22 de septiembre de 2021 - 12:00 PM

Adaptación a la virtualidad

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La primera llamada de celular en Colombia se realizó el primero de junio de 1994 y con esto comenzó el camino a la virtualidad en que nos encontramos hoy en día. A pesar del tiempo hay quienes no han logrado remplazar las máquinas de escribir por computadores, los teléfonos fijos por celulares y las reuniones presenciales por virtuales cuando la situación lo permite.

A hoy el ministerio de las TIC ha invertido 2.700 millones de pesos para la interoperabilidad en la rama judicial y la rama ejecutiva con funciones jurisdiccionales; la Cámara de Representantes declaró al internet como servicio público esencial; y todas las normas establecidas en el país van canalizadas a que todos los servicios del sector público se puedan prestar en forma virtual. También vemos como actividades del sector financiero, parte del sector educativo y hasta social se están adelantando por medio de plataformas virtuales.

Según estudios realizados por Digital 2021 Global Overview Report y publicado por We are Social y Hootsuite, sobre la situación digital en Colombia en los años 2020 -2021, en nuestro país existen 60,83 millones de dispositivos móviles conectados entre celulares, tabletas y portátiles, superando a la población total (119%). Los usuarios de Internet activos en el país representan el 68% de la población total. De ese 68%, 76.4% es activo en diversas redes sociales, entre ellas: Facebook, Tik Tok, Instagram, YouTube.

No es que la presencialidad se haya acabado. Las reuniones sociales, familiares y aquellas que por su naturaleza no podrán por ahora saltar a la virtualidad se seguirán realizando en forma presencial; pero las asambleas, reuniones, audiencias, muchas clases o capacitaciones y diligencias ante entidades públicas y financieras se realizarán en forma virtual. El problema radica en la mentalidad de quienes no queremos aceptar esta nueva revolución, pues el cambio ya es realidad. Quedarnos exigiendo presencialidad cuando no se requiere, es quedarse en los anaqueles del pasado que nunca volverán y salirse de un mercado que hoy es una realidad, además de privarnos de formas más prácticas, efectivas y económicas.

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