Nuestros deportistas merecen un aplauso cerrado por su presentación en los Juegos Nacionales y todos los torneos a los que asisten, porque logran vencer a sus rivales en las pistas de competición, y también la irresponsabilidad e incompetencia de nuestra dirigencia.
Ante el represamiento de 1583 despachos comisorios que tenía a la fecha la alcaldía de Bucaramanga, es decir, todavía se estaban realizando los que correspondían a los del año 2021, ya que solo se contaba con una inspección comisoria destinada por la alcaldía para las diligencias de secuestro y restitución de inmueble; el Consejo Superior de la Judicatura bajo el acuerdo PCSJA22-11981 entró a delegar dichas gestiones a los juzgados civiles municipales de Bucaramanga. Aunque es un recargo más para estos funcionarios judiciales por falta de colaboración de la administración municipal, es fundamental la distribución de 1160 de estos despachos para cumplir con la función social de impartir justicia a tiempo.
Así como encontramos la apatía en resolver este problema que parcialmente se encuentra resuelto, de la misma manera el municipio tiene que escuchar el reclamo de la seguridad, del control del microtráfico y de la prostitución en la zona de cabecera; controlar la contaminación auditiva, así como los piques y caravanas de motos que dañan la tranquilidad de los residentes en los diferentes sectores de la ciudad; el manejo de las basuras para poder tener responsabilidad ambiental en su disposición final; el control del tráfico vehicular de la ciudad que cada día se hace más inviable.
Cuando hablamos de la autoridad municipal no estamos esperando un concurso sobre la que realice más obras, pero que descuiden las ya realizadas. No necesitamos una autoridad que desconoce las necesidades efectivas de una ciudadanía como son el tener una justicia eficiente, un control policivo y vehicular y un ambiente sano. Atender de forma prioritaria estos asuntos es lograr una ciudad amable y digna para vivir.
Hoy que vemos los informes de rendición de cuentas, deberíamos atender menos los resultados por obras, y en cambio medir el resultado de nuestros gobernantes en el cumplimiento de sus funciones para hacer un municipio viable para los ciudadanos y no para los contratistas. Hemos perdido el concepto sobre lo esencial, así que sirve recordar el pensamiento de Seneca: “Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”.