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Domingo 30 de diciembre de 2018 - 12:00 PM

Fútbol y política I

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Aprovechando estos tiempos navideños me detengo a comentar asuntos más agradables pero no menos importantes que aquellos del normal acontecer nacional.

No se requiere ser un aficionado al fútbol para comprender que este deporte ha superado los límites de la diversión para transformarse en un actividad con dimensiones sociales y políticas a escala universal.

El pasado mundial fue tal vez el acontecimiento más importante del pasado año. Fue no solamente un divertido certamen competitivo entre muy diversas nacionalidades sino una expresión más de la fraternidad universal entre la única familia humana. Las diversas selecciones lo mismo que esa nube de fanáticos que en medio de alegrías y trabajos recorrieron enormes distancias, orgullosos de sus camisetas para visitar las lejanas sedes donde jugaban sus equipos además de representar a sus respectivos países, era una mezcla heterogénea de diferentes razas, clases sociales, ideologías, que en medio de la solidaridad colectiva y sin prejuicios o discriminaciones, competían alegremente defendiendo los colores de los diversos países en que las circunstancias tienen dividida la especie humana y el Planeta Tierra. Casa equipo era a su vez un resumen de la idiosincracia, la historia y los valores que, en medio de la diferencias, unían a esas diversas, múltiples e irrepetibles nacionalidades.

Particularmente en los equipos europeos se reflejaban esas historias muchas veces trágicas. Sus mejores jugadores eran por lo general representantes de etnias otrora sujetas a la explotación y la posesión colonial y de razas aún oprimidas por muros culturales que todavía no se han logrado superar y que generan profundos conflictos sociales. Tal es la historia humana; el paso del tiempo va derribando unas murallas pero lamentablemente va construyendo otras.

Ilustraré con algunos ejemplos las anteriores afirmaciones, explicitando cómo el fúbol (y otros certámenes deportivos), muestran esa unidad dentro de la diversidad, y cómo las diversas selecciones y aún sus resultados reflejan circunstancias culturales, sociales y políticas.

Prescindiendo de nuestra selección, bastante conocida por lectores e ilustrada por los pocos comentaristas que han logrado superar en sus análisis el “toquetoque” y el balón, me detendré en los casos de Argentina, Islandia y Croacia.

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