Actuar con mesura no significa, necesariamente, que el ritmo sea lento o que el tiempo empiece a malgastarse, por el contrario, es avanzar a paso seguro pero corrigiendo los errores que hasta hoy se han cometido.
Bredunco es el antiguo nombre que dieron los aborígenes al río que riega las tierras caucanas, bañadas hoy de sangre de colombianos (indígenas, soldados y guerrilleros, todos ellos compatriotas). León de Greiff, nuestro Gran Poeta, lo llamaba el río Bredunco: “La voz del viento, la voz del viento…Describe ahora el curso del sinuoso Bredunco… ¿Te llamabas? Alguna vez susurré…Melissenda. Si te soñé en selváticas riberas del Bredunco.”
En estos luctuosos días corre la sangre de los colombianos por ese río cuyas aguas a todos nos pertenecen, en cuyas aguas abrevamos hombres y ganados. Esas tierras y esas aguas son parte del ancestro aborigen; pero son, ante todo, parte del territorio nacional.
Es lamentable que el Estado no haya llevado allí su presencia institucional como ocurre en otros territorios de mayoría indígena, indoamericana o negro - africana. El precedente funesto fue la cesión incondicional de la extensa región del Caguán que hizo el presidente Andrés Pastrana a la subversión guerrillera; durante varios años no pudieron entrar allí ni el ejército nacional ni los representantes del Estado. En estas últimas semanas hemos visto que algunos grupos indígenas se han creído con el derecho de expulsar de sus tierras ancestrales a los miembros del Ejército Nacional que representan el poder del Estado Nacional Colombiano. Algunos grupos indígenas, después de dar un inadmisible ultimátum a los grupos armados que ocupaban sus tierras, (guerrilleros subversivos de las Farc, soldados del Ejército Nacional, es decir, a los grupos armados que no fueran aborígenes), obligaron a la fuerza a los soldados del Ejército Nacional a retirarse de sus bases militares poniendo en situación humillante al Estado, al Gobierno Nacional y a los mismos soldados de la Patria. La situación es extremadamente difícil de solucionar. Se ha dicho que las tropas del Ejército que tenían orden de no disparar contra los indígenas, hicieron algunos disparos al aire.
Los aborígenes estaban armados solamente con palos. El señor presidente de la República ha dicho que no retirará las tropas. Pero ya se las retiraron ¿Cuál será la solución?