Nuestros deportistas merecen un aplauso cerrado por su presentación en los Juegos Nacionales y todos los torneos a los que asisten, porque logran vencer a sus rivales en las pistas de competición, y también la irresponsabilidad e incompetencia de nuestra dirigencia.
La trama de este famoso cuento de tradición europea pareciera estar inspirado en nuestra ciudad. La Bella, la protagonista de la historia, es Bucaramanga, y la bestia, que nos acecha y nos persigue, es la inseguridad.
Una inseguridad que se ha convertido en un monstruo horripilante que no sólo asusta a los chicos, sino también a los adultos, no sólo asusta de noche, sino a cualquier hora y en cualquier sitio.
Los politiqueros que han creado a este monstruo, los politiqueros que han alimentado a la bestia de la inseguridad al desconocer las necesidades básicas de las comunidades más pobres, los politiqueros que han dilapidado el presupuesto convirtiéndolo en mermelada para sobornar a los legisladores y a algunos ciudadanos necesitados y así poder continuar su actuación delictiva, estos politiqueros que son la causa de la inseguridad, pretenden controlarla con más policías. La inseguridad, la violencia y la guerra es una consecuencia cuya verdadera causa es la corrupción.
Con tener más policías en las calles no se soluciona el problema de fondo: eso es actuar sobre la consecuencia y no sobre la causa del problema. No hay manera de detener a la bestia si no se actúa con lógica, con ética, con estética.
La misma lógica, ética y estética que logró los más altos índices de seguridad y convivencia, sin necesidad de utilizar la Policía, con la construcción de dos escenarios deportivos, una pantalla gigante de televisión y la remodelación de un centro comunal en los barrios la Esperanza III y Estoraques, todo ello realizado con los estándares mas altos de diseño, ejecución y calidad de los materiales. Estos barrios, que sufrieron el flagelo de la violencia y la inseguridad, hoy son comunidades donde revivió la solidaridad, el respeto, la alegría, la cortesía. Porque estas acciones significan inclusión, dignidad, reconocimiento y verdadera democracia.
Es atacando la causa como se solucionan los problemas y no como hacen los politiqueros, que atacan la consecuencia para crear una falsa solución, un engaño y así poder continuar con sus fechorías.