El presidente Gustavo Petro, quizás forzado en parte por los últimos resultados de la economía que ha mostrado índices preocupantes, parece, por fin, entender que de las posiciones dogmáticas, unilaterales, unidimensionales, solo queda el aislamiento y es lo que ha comenzado a experimentar su gobierno.
Quienes hemos visto en las pantallas a “Batman”, tenemos presente que el lugar en donde se desarrollan las escenas es la llamada “ciudad Gótica”; allí además viven, en medio del caos, la oscuridad, la corrupción y múltiples villanos que a diario son combatidos por el superhéroe protagonista de la saga. Callejones oscuros, guaridas de delincuentes y violencia de par en par, ambientan las batallas que se libran en dicha ciudad. Guardadas las proporciones, el área metropolitana de Bucaramanga fácilmente podría ser la locación ideal para recrear a Gótica.
La situación actual del área es preocupante y no hay en el panorama soluciones reales en el corto plazo. Cada quien hace acá lo que quiere, sin que importen las consecuencias de sus actos y menos aun interesa la mucha o poca afectación que se genera a la ciudadanía. Sin temor a equivocarme, puedo afirmar que más de la mitad de los motociclistas (especialmente los que prestan servicios de mensajería) se muestran apáticos a respetar las normas más elementales de tránsito. Y los de autos van por la misma vía: verdaderas chimeneas con ruedas abundan en las calles, sumado a que, por lo general son los que prestan “servicios de transporte” informal; mejor dicho, ilegal.
Y, por si fuera poco, el sicariato y el tráfico de drogas y armas, han alcanzado niveles profudamente alarmantes, sin olvidar que existen zonas donde las autoridades parecieran ser de adorno; la llamada “Cuadra Picha” (porque de “play” no tiene nada), es ejemplo de ello. Allí se dan cita cada noche la drogadicción, la prostitución, la violencia y ausencia de control estatal. Es increíble que a hoy sigan funcionando allí establecimientos de comercio donde se emplean migrantes ilegales, se agrede a los consumidores, y no se respetan las más elementales medidas de salubridad. Transitar por aquella zona es riesgo absoluto.
Al alcalde Juan Carlos Cárdenas la ciudad se le salió de las manos, eso es innegable. Lo que hoy sucede en Bucaramanga es alarmante, y el burgomaestre “gobierna” desde las redes sociales de espaldas a la comunidad que tanto lo necesita. Nada le sale bien y los delincuentes lo saben. Y los ciudadanos, a oscuras, viendo la apatía total de las autoridades, rogamos ya no por Batman sino por la liga de la justicia en pleno.