jueves 14 de julio de 2022 - 12:00 AM

Rodrigo Javier Parada

Espacios sin control

Con mucha preocupación hemos venido viendo cómo en el área de Bucaramanga se está incrementando el número de obras de construcción, en varias modalidades, sin que las autoridades hagan nada por verificar el cumplimiento de los requisitos más elementales. Cada quien rompe muros, eleva techos e inicia obras interminables, sin tener en consideración las normas urbanísticas, y menos aún el bienestar de sus vecinos. Tristemente, ante el llamado a las autoridades para que verifiquen si todo está en orden, nadie llega a hacer lo que le corresponde. Incluso, sorprendentemente todo esto sucede a la vista de cualquier transeúnte.

Por ejemplo, en el barrio el Jardín de la ciudad de Bucaramanga, en donde todas las casas son de bajo nivel, se construye desde hace muchos meses una estructura que ya completa 5 pisos. No soy experto en el tema, debo confesarlo, pero es innegable que una estructura de ese nivel desentona con la esencia misma de la zona. Y si el sentido común no me falla, es evidente que hay algo que no está haciéndose bien. Es sólo un ejemplo, de los miles que podría exponer.

Pero el panorama es más preocupante. Con sorpresa he venido viendo cómo algunas personas se adueñan de los espacios públicos, retando a quienes se atrevan a usarlos o frecuentarlos, como si de verdad creyeran que son de su propiedad. Una locura, claramente, pero las autoridades poco hacen para que esto cambie. A eso hay que sumarle que a diario vigilantes y vendedores informales hacen de las suyas, cobrando cuotas de parqueo u obligando a los habitantes a comprar sus productos. Faltaba más.

Infortunadamente acá confluyen muchos factores. Por un lado, la negligencia de las autoridades y la ausencia de suficientes funcionarios para atender los clamores ciudadanos; y, por otro lado, la falta de cultura ciudadana. Una cosa es colgar un cuadro en la pared, y otra muy distinta es tumbar un muro de una casa. Pareciera que a nadie le importa la incomodidad que se genera en los demás, y a las autoridades les parece algo nimio. Bueno, sólo hasta cuando es su vecino el que interviene su casa, la cosa cambia, claramente. Como dirían mis amigos, acá opera la cláusula SM: Según el Marrano.

RODRIGO J. PARADA
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