Ha comenzado diciembre, que es, para muchas personas, no solamente la época más amable del año, sino la temporada más importante...
El fin de semana pasado se llevaron a cabo las elecciones primarias en Argentina, donde el absoluto ganador fue el fenómeno derechista Javier Milei. Estos comicios electorales se denominan “paso” (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) y a través de los mismos se definen los candidatos y los partidos habilitados para las futuras elecciones de presidente y congresistas. El resultado sorprendió a los argentinos y en general a todo el continente. El discurso de Milei es fuerte, extremo y disruptivo. Ha ganado notoriedad burlándose del socialismo, de los discursos de género, y en general de todo aquello que le genere réditos políticos.
Para nadie es secreto que Argentina atraviesa una aguda crisis económica, producto de los malos manejos en materia de hacienda pública que se vienen presentando desde hace varios años. Actualmente el mayor acreedor del país es el Fondo Monetario Internacional, al que se le adeuda la suma de $44.000 millones de dólares; el monto es escalofriante y pareciera que no va a disminuir en un futuro próximo. Hoy día existen hasta 8 tipos de “dólares” circulando en la economía argentina, donde predomina el “blue” y que básicamente es el informal, lo que implica que es imposible de monitorear.
Todo este drama económico ha hecho que los argentinos quieran dar un brusco giro hacia la derecha, buscando elegir al que se muestra como el “anti todo”, y que ofrece una notable disminución del gasto fiscal y la limitación de algunos beneficios sociales que considera no deben ser pagados por los contribuyentes. Milei, que se denomina como un libertario, ha propuesto: dolarizar la economía argentina, privatizar varias empresas estatales, “dinamitar” el Banco Central, habilitar la venta de órganos humanos, entre otras cosas.
Al final, los argentinos sabrán qué es lo mejor para su país, pero no deja de ser preocupante el hecho de que en el continente estemos dando un giro hacia la derecha extrema, luego de que algunos gobiernos de izquierda hayan fallado en su propósito de promover un bienestar social sufragado estatalmente. En Colombia, por ejemplo, las elecciones regionales marcarán la pauta de lo que nos espera a futuro. Ya veremos qué nos depara y si a lo mejor surge algún “Milei criollo”.