El costo de la pandemia del Covid a nivel mundial es altísimo. Estados Unidos tuvo en un año más muertes por el virus que las que provocó a sus nacionales la Segunda Guerra Mundial, el número de muertes ya superó los dos millones en todo el mundo, la tendencia global de reducción de pobreza ha retrocedido, ha aumentado la brecha digital y sanitaria, el sistema económico planetario se estancó, 495 millones de empleos se perdieron solo en el segundo trimestre de 2020, únicamente 28 países crecieron el año pasado y pocos son los que no se han vuelto más desiguales.
En este panorama, las mujeres y los jóvenes son dos de los segmentos sociales más perjudicados por los efectos derivados de la pandemia. Según estudios recientes del Foro Económico Mundial las mujeres han sufrido mayores incrementos en la cantidad de trabajo no paga durante la pandemia, mientras se documenta que globalmente se han afianzado con las cuarentenas las percepciones culturales que materializan el machismo, las labores domésticas se han intensificado y es la mujer quien ha asumido inequitativamente esas horas arduas de trabajo no remunerado, referidas principalmente al cuidado de los niños y a labores domésticas como la cocina y el aseo del hogar.
Por su parte, para el 80% de los jóvenes el confinamiento prolongado y las restricciones posteriores han tenido efectos serios sobre su salud mental, la sobreexposición a las pantallas ha limitado según los estudios su capacidad de socialización, las inseguridades laborales han terminado siendo desastrosas para su tranquilidad y el enfrentarse a primeros empleos en medio de una recesión mundial no es alentador.
Por ello, invertir en educación en momentos como este y ante las perspectivas de crecimiento que se estiman para 2021, es fundamental. Las universidades han hecho esfuerzos sustanciales para ofrecer mejor calidad en tiempos difíciles. Estudiar puede disminuir los niveles de ansiedad y la sensación de improductividad, mientras aporta las herramientas fundamentales para atender los retos que la pospandemia impondrá a un mundo cada vez más complejo. Por el bien de todos, esta generación de jóvenes y mujeres merece mantener las oportunidades que les permitan cumplir sus sueños.
