Con mucha más pena que gloria el Alto Comisionado de Paz, Danilo Rueda, abandonó el gobierno del presidente Gustavo Petro, dejando en el momento de su partida una gran cantidad de problemas.
Santiago Gómez
We Will Rock You
Lo que sí hay que combatir con decisión es la normalización que de ella hacen los medios: la violencia es indeseable. Ese debe ser el mensaje.
No son los medios los que generan violencia, pero sí la normalizan y la convierten en espectáculo. El domingo, en medio de una sosa ceremonia de premiación de los Óscar, el comediante Chris Rock matoneó frente a más de 15 millones de personas a la mujer de Will Smith, burlándose de su alopecia. Las risas del auditorio avalaron públicamente, en un primer momento, la violencia verbal disfrazada de flojo humor negro, como herramienta narrativa de un guion que en contenidos es cada vez más pobre. Will Smith golpeó al humorista, disparando la audiencia aumentando en 48% los televidentes con respecto a la ceremonia de 2021, pero en el fondo, más allá del evidente efecto mercantil generado por los dos desaciertos que activaron el morbo planetario, tanto la broma como el golpe, dejaron un mensaje preocupante que pareciera reiterar el subtexto que indica que, para remediar y sanar, la violencia es el camino.
En primer lugar, las reivindicaciones (por más justificadas que sean) no surten un efecto sanador si están mediadas por la violencia y los efectos de estas no son así ponderados ni constructivos. Las agresiones que se hacen públicas convierten en jueces de la moral a todos. Pero lo preocupante es que todo esto pasó casi en tiempo real, en caliente: aunque la audiencia de esta ceremonia fue la segunda con menos rating desde 1975, las redes sociales reventaron haciendo tendencia un juicio moral en torno a los dos abusadores.
La sucesión de opiniones frenéticas e impulsivas, favorecidas por el mundo digital reproduce el conflicto. Permite que más posiciones se hagan públicas, pero aligera los argumentos para avalar o cuestionar los hechos. Más velocidad, pero menos profundidad y rigurosidad, menos razón y más impulsividad. Menos fondo y más forma.
Hay que combatir la violencia y gestionarla para reducirla al mínimo, pero eliminarla será imposible, pues es natural (pero no normal, que es una cosa diferente) a la coexistencia conflictiva del ser humano en comunidad. Lo que sí hay que combatir con decisión es la normalización que de ella hacen los medios: la violencia es indeseable. Ese debe ser el mensaje.