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opinion/columnistas/sergio arenas
Domingo 06 de diciembre de 2020 - 12:00 PM

40 horas

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Al parecer la consigna: «Trabajar, trabajar, trabajar» es cosa del pasado, o por lo menos es lo que se deduce de la iniciativa del Centro Democrático que propuso reducir gradualmente la jornada laboral en 40 horas semanales. Lo que cambia ostensiblemente el discurso de su gran líder Álvaro Uribe a: “Descansar, descansar y descansar”.

Como si no hubiesen sido suficientes los tres meses de 2020 (abril, mayo y junio), cuando la fuerza laboral pública y privada quedaron en modo de hibernación, mientras los empresarios patrocinaban el bienestar de sus empleados, aunque la incertidumbre se los carcomiera, ahora aparece esta propuesta que más que inteligente pareciera buscar calmar las aguas de la temporada decembrina, en donde la negociación del aumento del salario mínimo pone el café a cuarenta, proponiendo una segunda temporada vacacional en medio de una etapa de recuperación económica en donde el descanso es el peor enemigo.

Reducir la jornada laboral traería consecuencias económicas catastróficas, especialmente cuando los empresarios vienen de hacer un esfuerzo extraordinario para mantenerse a flote con la carga laboral exigida por el Gobierno, con su discurso solidario y al mismo tiempo respaldado por la rigidez de las normas laborales que regulan la materia.

El proyecto de ley genera un costo adicional para los empresarios aproximadamente del 20% de la nómina. Lo que generaría pérdidas por $48 billones al año, según datos del Ministerio de Hacienda.

Esta propuesta es un verdadero insulto a los empresarios y comerciantes que dieron todo lo que tenían en esta pandemia. No es consecuente con la recuperación empresarial que se requiere para restablecer las condiciones mínimas de viabilidad de las compañías pospandemia.

Esta iniciativa es el reflejo de lo apartada que está la clase política de la realidad social y económica del país. Pero lo que es más grave aún, es la demostración de que el populismo no tiene partido, casa ni color.

Señores congresistas aprobar la reducción de las horas sin reducción del salario es inviable, inconveniente e inoportuno.

No más populismo. No a las 40 horas.

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