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Sergio Arenas
Domingo 02 de octubre de 2022 - 12:00 PM

Cómo vamos o para dónde vamos

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Mientras la mayoría habla del ¿Cómo vamos? (Informe de calidad de vida del Área Metropolitana de Bucaramanga) deberíamos estar preguntándonos ¿para dónde vamos?

El área metropolitana de Bucaramanga está sobrediagnosticada. Los esfuerzos de la academia, los gremios, centros de investigación y pensamiento quedan en nada. Se realizan ejercicios permanentes en donde los documentos técnicos resultantes diagnostican una problemática que nadie entiende cómo resolverla, llevándonos al siguiente paso, buscar responsables. Ataque va y ataque viene.

Mientras cada actor (público y privado) de esta ciudad hace sus esfuerzos para resaltar su gestión y justificar su papel, nos perdemos como ciudad en la lectura de diagnósticos, que si bien ayudan a hacer un seguimiento de cómo vamos en el área metropolitana, lo cierto, es que no hemos comprendido que lo verdaderamente importante es preguntarnos ¿para dónde vamos?

Es por ello que los invito a partir de estos valiosos ejercicios de diagnóstico a reconocer que la ciudad la hacemos todos, desde el motociclista que no respeta las normas viales, el vendedor ambulante que no respeta la autoridad, el que compra un carro y lo matricula en Villa del Rosario, el que por obtener réditos políticos solo resalta lo malo, o, el que dice que la ciudad está muy mal porque no le taparon el hueco al frente de su casa; y así infinidad de ejemplos en donde la doble moral se deja ver en su máxima expresión. De la misma forma, entender que cada actor de la ciudad tiene una responsabilidad desde el lugar y espacio que ocupa en el territorio; Gobernador, alcaldes, concejales, diputados, representantes a la Cámara, senadores, directores de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, líderes gremiales y líderes sociales.

Definiendo y entendiendo las responsabilidades de cada uno, podríamos decir (dependiendo de la estrategia que se construya de nuestra visión como territorio), qué le corresponde a cada quien y sobre esa base, pedir explicaciones, y no, como lo hacemos ahora, que a partir de los diagnósticos simplemente se opina por fuera de las competencias legales y estatutarias; discusiones que terminan lesionando las relaciones de los líderes haciendo cada vez más difícil lograr puntos de encuentro que nos ayuden a solucionar las necesidades de nuestra AMB.

Aunque parezca una propuesta idealista, me temo informarle querido lector, ante el interrogante de ¿cómo vamos?, hay que decirlo con absoluta claridad, vamos mal. No por los datos, si no por nosotros mismos. Superemos la etapa del diagnóstico y trabajemos sobre la pregunta ¿para dónde vamos? El resto es como una enfermedad que se diagnostica pero no se cura porque nunca se inicia el tratamiento. ¿Para dónde vamos?

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