lunes 24 de abril de 2023 - 12:00 AM

La ciudad de hierro

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Columna de
Sergio Arenas

Cuando hablamos de una ciudad de hierro, inmediatamente pensamos en los parques nómadas de atracciones de Colombia, aquellos que ofrecen diversión, espacios de encuentro, algodones de azúcar, y muchas luces de colores que hacen que sus visitantes se escapen de la realidad y vivan casi un sueño.

Sin embargo hoy no me refiero a esas ciudades de hierro. Simplemente las evoco porque su nombre, no la sensación que generan, me sirve de recurso para ejemplificar lo que veo venir si el Gobierno Nacional no propone una hoja de ruta clara sobre la explotación de los nuestros recursos naturales no renovables.

En primer lugar, vale la pena decir que dentro del Plan Nacional de Desarrollo existe un capítulo sobre la transición energética segura, confiable y eficiente a través de impulsar investigaciones sobre alternativas energéticas o fuentes no convencionales de energía para avanzar hacia una movilidad con cero emisiones.

En este sentido, si el plan del gobierno es impulsar investigaciones, Santander tiene una ventaja enorme respecto de otros departamentos. En Barrancabermeja se encuentra un gran centro petrolero de 254 hectáreas, conocido como la refinería, donde funcionan 54 unidades de refinación, servicios industriales, un centro de optimización y más de 315 tanques de almacenamiento. Además, en Piedecuesta tenemos el mejor centro de investigaciones de Colombia, el Instituto Colombiano del Petróleo (ICP), que desde hace 36 años cuenta con cerca de 250 personas, la mayoría doctores graduados de las mejores universidades del mundo, quienes han generado cerca de 100 patentes en los últimos seis años.

Hasta aquí todo iría bien, teniendo un Plan de Desarrollo alineado con la investigación y un centro petrolero a disposición para iniciar los proyectos de transición energética, pero la realidad nos muestra otra cosa. Por ejemplo, ya está circulando que el ICP se está debilitando a grandes velocidades.

El nombramiento de Ricardo Roa Barragán como nuevo Presidente de Ecopetrol es una gran noticia para Santander, no solo por haber trabajado en nuestra región, sino porque sabemos de su capacidad para lograr los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo de manera congruente con nuestra realidad económica, pero sobre todo potencializando al ICP para que eso suceda.

El panorama que sigue de todo esto es evidente: si dejamos perder el ICP no lograremos la transición energética que todos queremos y el gran centro petrolero terminará siendo una ciudad de hierro, solo que sin personas, familias ni mucho menos la diversión de ensueño.

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Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia no responde por los puntos de vista que allí­ se expresen.
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