La historia demuestra que las naciones y regiones que han experimentado un desarrollo significativo han sido aquellas en las que el sector público y el empresarial se han unido y compartido responsabilidades y objetivos.
El nuevo gobierno debe tener muy claro que donde nació el petróleo, nace la transición energética. Barrancabermeja, capital actual del petróleo, a partir del 07 de Agosto, será la capital de la transición energética y en ese sentido, el nuevo presidente dentro de su plan de cierre de la industria extractiva, deberá priorizar a Santander en el Plan Nacional de Desarrollo, para que los procesos de transición energética se aceleren y de esta forma se minimice el impacto económico relacionado.
Colombia se ha comprometido a reducir en un 51% las emisiones de Gases de Efecto Invernadero y ser un país Carbono Neutral a 2050. Es por ello que la estrategia de Ecopetrol “2040” referente a la transición energética y economía circular que tiene cuatro ejes transversales (competitividad, diversificación, descarbonización y sostenibilidad), deberá tener toda la atención del Gobierno Nacional, especialmente para que dentro de los objetivos de dicha estrategia, otros sectores productivos puedan acceder a las casi 82 patentes vigentes de Ecopetrol, como también a la creación de líneas de financiación para proyectos relacionados con los objetivos de desarrollo sostenible de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Entre las innumerables iniciativas, está la relacionada con el biochar como derivado carbonado estable producido a partir de biomasa vegetal y/o animal, para su aplicación en agricultura sostenible. En Santander ya tenemos una iniciativa al respecto y los cultivos de palma africana, por ejemplo, se convierten en el principal productor de biomasa para la producción de biocombustibles de segunda generación, como para la captura y almacenamiento de carbono. El sector de la palma es clave en la transición energética.
El Biochar no solo contribuye a este propósito, sino que además es el producto número uno en secuestro y guardado de emisiones, permitiendo no sólo reducir sino generar emisiones negativas de carbono.
Mediante la valorización y transformación de este tipo de residuos, Santander podría contribuir radicalmente a dicho compromiso y a su vez, al aumento del PIB mediante el manejo inteligente de la biomasa en agroindustria (2.36 Billones de pesos anuales).
Nuestros representantes políticos, los gremios, universidades y sociedad civil deberán estar muy alienadas a apoyar estas iniciativas y exigir que dentro de las políticas públicas que se crearán en este nuevo gobierno a partir del nuevo modelo económico, los demás sectores productivos puedan apoyarse en el Instituto Colombiano del Petróleo (ICP) con el fin de compartir conocimientos que ayuden a este propósito.