domingo 15 de enero de 2023 - 12:00 AM

Aviones

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Columna de
Sergio Rangel

Quiero recordar un sueño que muchos santandereanos tuvieron sobre la manera de domeñar (dominar) estos imposibles riscos, por los que difícilmente se pueden hacer carreteras que no se derrumben a cada invierno. Gonzalo Galvis y el mayor retirado Alberto Parada dieron origen a la empresa de aviación Taxader en 1948. Esa organización santandereana tuvo un relativo éxito y amplió sus rutas a muchos destinos del país. Varios desatinos la llevaron a la quiebra en enero de 1965. El mercado estaba en los vuelos domésticos.

Se le debe reconocer al general Rojas Pinilla la construcción de numerosos aeropuertos en pequeñas poblaciones, cuyo desarrollo estaba fincado en las conexiones aéreas con todo el país . Como militar conocía la difícil topografía del país, lo que lo llevó a mejorar los aeropuertos de las capitales y a construir pistas para pequeñas naves, que solucionaban las dificultades de la comunicación terrestre. Hoy autopistas de varios carriles atestadas de vehículos hacen imposible la comunicación en el país.

El transporte aéreo y el férreo en Colombia fueron organizaciones enclenques que nunca tuvieron una visión comercial que atrajera capitales del extranjero. La política centralizada en el altiplano bogotano (Constitución de 1886), marrullerías y consejas en donde todo se decidía con la aplanadora política, liquidaron otros medios diferentes al transporte por carretera. Sigue existiendo hoy en campaña la promesa de carreteras, así sean inconvenientes por agresiones al medio ambiente, coluviones o costos.

Un ejemplo de la época de Taxader y que corrobora la importancia de un aeropuerto en zona de riscos es Zapatoca. En 1950 transportó a esta población de colegios a 933 estudiantes y 400 kilos de carga en un vuelo que duraba 15 minutos.

Málaga es otro caso, ciudad pujante, pero sumida en el abandono por su difícil topografía. El transporte aéreo ha sido su soporte. San Gil y la Mesa de los Santos fijan sus esperanzas económicas en sus aeropuertos de montaña.

Para el departamento de Santander, la construcción de aeropuertos y la mejora de los actuales es algo imperioso, como la creación de una buena flota de aviones para vuelos cortos con subsidio estatal, y cooperativas aéreas, si se quiere impulsar la economía solidaria.

Aeropuertos construidos por los narcos en las zonas selváticas y lejanas siguen impidiendo que la aviación comercial de ese tipo tome la confianza y el desarrollo debido. Por eso se debe insistir en la legalización de los cultivos, con el objeto de quebrar el precio. Un ejemplo es el tabaco, cuya siembra era prohibida, y al liberar su siembra se le quebró el precio y dejó de ser negocio.

Autor
Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia Liberal no responde por los puntos de vista que allí se expresen.
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