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Sergio Rangel
Viernes 10 de marzo de 2023 - 12:00 PM

El beso de Judas

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Noam Chomsky afirma: “La población generalmente no sabe lo que está ocurriendo y ni siquiera sabe, que no sabe”. Tan cierta es la afirmación que el populismo germinó como mala hierba con Perón en Argentina. “Ladrón o no ladrón, estamos con Perón”, decían. Y sigue galopando y empobreciendo. Argentina pasó a ser el cuarto país más importante del mundo en la Segunda Guerra Mundial, exportaba carne, trigo, etc. Con el populismo peronista de hoy llegó el país a la letra y compás del tango “Mis Harapos”. Albert Fernández presidente de Argentina llevó al país a una inflación que espanta.

Lula en el Brasil cacareando su programa de “subir impuestos a los ricos”, populismo puro, propone “reindustrializar” al Brasil. ¿Con quiénes? ¿Con los pobres de las favelas? Las empresas extranjeras de automóviles e industria pesada, apagarán las luces y se irán. El populismo venezolano que lo tenemos dentro de nuestro territorio, no es ningún ejemplo a seguir. Seis millones de desesperanzados venezolanos empobrecidos vagan por el mundo. Muchos son delincuentes que liberaron de las cárceles, hoy asesinando colombianos que les brindaron trabajo y asilo. México del que nuestro poeta Jorge Zalamea cantó: “México erizado de armas como de cactus”. Hoy da risa oír al tartamudo populista presidente López Obrador acorralado por la mafia de Sinaloa.

Nuestro país cayó con el Presidente Petro en el abismo de las contradicciones e improvisaciones. “Cambiarlo todo para que nada cambie” (Lampedusa) ¿Por qué se comporta así? Hay personas que en la cima del éxito les sobreviene una desgracia personal y quieren vengarse de la vida. Petro quisiera confundirlo todo. Se comporta como un nihilista. Propone reformas que todo lo pondrá patas arriba. “Lo que funciona bien déjelo quieto”, me aconseja mi mecánico, cuando le pido cambiar el carburador de mi vieja camioneta Ford. Petro se mete con la salud, que funciona bien, porque su salud no funciona. Quiere inundar el sistema de médicos cubanos sin experiencia. Quitándole oportunidades a los nuestros. Es traición a la Patria, más que un disparate.

Del hijo calavera de Petro y su hermano diría: ¿Quién no tiene uno en la familia? Eso no me espanta, pero sí me sonroja.

La grandeza del Jesús el maestro está cifrada en el amor y el perdón. “Amaos los unos a los otros”, (Juan 13:34). Es muy reciente el episodio en el que los padres del asesinado subintendente Ricardo Monroy Prieto, se funden en abrazo, beso y llanto con el Presidente Petro, comandante de la fuerza pública. Y el Ministro, dijo con la lengua empapada en sangre “un cerco humanitario”. El beso de Petro, es la repetición política del “beso de Judas”.

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