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Sergio Rangel
Sábado 12 de marzo de 2022 - 12:00 PM

El puerto de Tribuga

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Desde 1953 se ha venido hablando de la necesidad de un gran puerto en el pacífico colombiano. Tal vez el tema se inició con Jorge Leiva, ministro, ingeniero que unió los trozos de rieles de ferrocarril que dejaron tirados administraciones anteriores, y llevó el tren a la Costa Atlántica. Unir a Bogotá con Quibdó por tren elevado, dice Petro. Idea fantástica y loca. La única que puede ser real de las administraciones que se esperan es la que expuso Rodolfo Presidente. Quiere gobernar por unos meses desde el Chocó. Y dice que el puerto de Tribuga es una obra necesaria y real. El puerto en la bahía de Tribuga es una necesidad de la economía de mercados del mundo. Tiene condiciones que otras naciones envidiarían. La primera: está sobre el Océano Pacífico, vía marítima de los mercados más grandes y estratégicos del mundo EE.UU. y China, sin pasar por el canal de Panamá. Segunda: la bahía más profunda de América (4.000 mts) permite recalar los más grandes barcos cargueros del mundo, sin necesidad de cabotaje que demora y encarece las mercancías. Tercera: el puerto de Buenaventura dejaría de ser el muelle, costoso y “embudo”, difícil o imposible arribo por necesitar dragado durante los 12 meses del año. Es un “muelle puente” que une la isleta con tierra firme, de peligroso y fácil sabotaje que dejaría al país paralizado. Los ecologistas con sobrada razón alegan peligrosas consecuencias al rico y único ecosistema de esa categoría en el mundo. Ballenas jorobadas, tiburón martillo, delfines, mantaraya, etc. Y que cada vez que el hombre coloca la planta de sus pies en la naturaleza está causando impacto desastroso, también es cierto. Eso lo obliga a aplicar toda la ciencia y tecnología a su alcance. No son cantos de sirena. Hoy los motores eléctricos silenciosos sin fugas de combustibles, pasan entre la fauna marina como una más de las gigantescas ballenas. La siembra de especies vegetales, manglares, algas, buchones, y microbiota infinita del mundo marino ha llegado a tal desarrollo, que son hoy día especies de rentabilidad y riqueza nutricional superior a la agricultura tradicional. La pregunta que Rodolfo que como ingeniero absuelve, es: ¿Quién debe pagar por conservar “ballenas jorobadas” y los manglares? “... el mundo desarrollado que ha destruido su propio mundo”. Y ... ¿Por qué debemos tener a las negritudes sin empleo digno, en el atraso y aislamiento? ¿... a las tribus de indios que viven en la espesura de la selva muriendo de enfermedades, de la más terrible de todas, de hambre? Que la bahía más profunda de América se haga con la tecnología más sofisticada del mundo, y que se pague con recursos del mundo desarrollado. Propuesta de Rodolfo Presidente, desde el Chocó y Piedecuesta.

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