En los últimos años comenzó a verse y sentirse en el Magdalena Medio santandereano, el avance de frentes guerrilleros que...
Fiestas y fiestas
Refrán: “lo que nada nos cuesta volvámoslo fiestas”. Ese malestar que queda después de las fiestas tiene muchos nombres de acuerdo a los países o las regiones. Quedemos con la palabra “guayabo” que es la que más utilizamos en Santander. Ese “guayabo” que nos dejaron las fiestas se llama “basura” y la llamo así porque presencié la “basura” que dejaron las fiestas de Zapatoca. Hablo de ella. A las fiestas llegan turistas que copan la capacidad de alojamiento hotelero. En las residencias privadas también se alojan personas pagando, sin que la autoridad tenga control, de lo cual resultan verdaderas estafas por ofertas engañosas y atentados contra la salud por tener que dormir amontonados sin espacio. Y qué decir de “servicios sanitarios “ resultan colapsados. Pero, lo más grave de las fiestas, son las ventas callejeras que copan parques, calles y andenes, por los cuales difícilmente se puede transitar. Y no se sabe cuál es el impuesto que recibe el municipio por el derecho a ubicar una mesa en Zapatoca. Se vende en ese fantástico bazar que supera los bazares de los países árabes, inventores de la venta callejera de todo lo inimaginable, que va desde brasieres, sugestivos y diminutas “tangas”, cápsulas para revólveres, raticidas, etc.
Usted no se vara por nada en una calle del Cairo ni en las fiestas de Zapatoca. Repito, ¿qué le deja a la administración la venta o el derecho de poner miles de ventas callejeras en las fiestas del “retorno”? Lo único que queda es suciedad y destrucción. ¿Cómo se controla el recaudo del impuesto? Lo desconozco, averigüelo Vargas, dice el refrán. Supongo que quedará algún dinero y algo para el recaudador, pero lo que más queda son toneladas de basura, destrucción de los parques y suciedad, situación que se agrava con problemas de recolección por tener un solo camión, y problemas (externos) de recepción en los sitios contratados para su depósito, pues muchas veces esos desechos no son recibidos y tienen que ser tirados en cercanía de quebradas y lugares habitados como es el caso del corregimiento de la Fuente, joya arquitectónica, turística y remanso de paz.
Algo también preocupante: nuevas urbanizaciones en Zapatoca están vertiendo a la quebrada “La Uchuvala” sin ningún tratamiento las aguas negras. ¿Qué pasó con la “Petar”, planta de tratamiento de aguas residuales, tantas veces anunciada?