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Sergio Rangel
Sábado 17 de agosto de 2019 - 12:00 PM

Historias inmorales de educación

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José María Vargas Vila fue el escritor colombiano más conocido en el mundo de las letras en los siglos XIX y XX ( 1860 -1933). En las ferias callejeras se encuentra en ediciones de folletín, al intrépido combatiente del pensamiento liberal. Flor del Fango y otras de sus novelas fueron incluidas como lecturas prohibidas en el “Índice” papal. Eso le dio notoriedad. Su relato aguzado, mordaz y descarnado del amor sexual, contrastaba con el almibarado y celestial romance de la María de Jorge Isaacs.

Mete la pezuña el diablo. Vargas Vila, muy joven, fue invitado a ocupar el cargo de Vicerrector del “Liceo de la Infancia”, un centro educativo regentado por el Presbítero Tomás Escobar. Ocho meses duró Vargas Vila en el cargo y las razones de su renuncia fueron a parar a “La Actualidad”, el periódico de Juan de Dios Uribe, una revista “Semana” de la época que entre mentiras y verdades sobrevivía aplicando la norma de que “en el cielo un ángel no es nadie”. ¿Por qué renunció a la Vicerrectoría del Liceo de la Infancia? Le preguntó Juan de Dios Uribe a Vargas Vila. Contestó. “... De ocho meses que duré viviendo en el Colegio, cuatro fui la sombra impalpable del doctor Escobar, lo seguía sin que él lo notara, de día y de noche, vi roto el pudor, y ahí al pie de su lecho criminal, vi hecha pedazos la vergüenza de los niños...” El escándalo fue mayúsculo. Se creían impecables los ministros de ese culto. La cosa se fue a mayores y hubo un proceso. El prestigioso abogado Carlos Martínez Silva logró la absolución del presbítero. ¿El fallo fue amañado? Habría que analizar como en todas las cosas históricas, el contexto, “la época”

Vergonzoso aviso del mismo año (1884) invitando a los alumnos de la Universidad Nacional, a sumarse a la guerra en las filas del “régimen”. “El consejo de profesores de la Escuela de Derecho, de la Universidad Nacional ha resuelto, con el asentimiento de su señoría el Ministro de Instrucción Pública, que a los jóvenes que han terminado los cursos para optar el título de Doctor en dicha Escuela, y que marchen a la guerra, se les expedirá el diploma correspondiente, prescindiendo de los exámenes preparatorios y del general de grado.” ...Si regresaban.

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