Indios

Nos hallábamos con algunos amigos en el Hotel Ciudad Bonita, a la espera de los resultados electorales de ese momento. Dentro de los contertulios se encontraba Rodrigo Fernández, quien se había lanzado para el Concejo de Bucaramanga. Sonó el celular. . En el celular alcanzábamos a escuchar los suspiros de la señora madre de Rodrigo. De pronto dijo: . Traigo a cuento este episodio, no por lo anecdótico y simpático que pueda parecer, sino por el reflejo de lo que es el país en relación con los indígenas. Floro Tunubalá, gobernador, héroe y líder. Rojas Birry, indígena personero de Bogotá, condenado por enriquecimiento.

Una problemática que se ha venido resolviendo, al “desgaire”, con consejos de sociólogos e intelectuales ajenos a la realidad. Sin pisar el barro de los páramos destruidos por ellos y de las “mingas”, “bazar de los vivarachos”, de dinero para salir los gobiernos del paso. El no puede perpetuarse en un país que necesita las vías, transporte, puentes y comercio oportuno. Todo tiene edades decisivas. Si fue importante la gran marcha de los comuneros hacia Santafe (1781), hoy el mundo es otro, y el reclamo otro. No existe un político más desubicado en el tiempo y el espacio, que Petro, “indio cochino”. Vive el mundo de los simios. El que sale del exilio de un zoológico, y un grupo de los simios lo mata y su cadáver lo canibaliza. Él mismo no se ha dado cuenta.

Debo citar a Alberto Lleras Camargo. “El soldado tiene que ir a poner el pecho para defender a los que están detrás de él. Semejante tarea solo tiene paralelo con la vida maceradas de los monjes y los santos. Por eso se rodea de ciertos privilegios, honras, fueros, que no tienen los demás ciudadanos. Esos atributos son absolutamente indispensables”. Téngalo en cuenta señor Presidente.