domingo 22 de enero de 2023 - 12:00 AM

Tierra de Quijotes

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Columna de
Sergio Rangel

¿Cómo se hizo el importantísimo aeropuerto de Zapatoca? Era alcalde Benjamín Ardila, quien había salido de Barrancabermeja a las volandas, perseguido por las prostitutas y dueños de bares que había ordenado cerrar. Fue nombrado entonces Alcalde de Zapatoca. Con los ociosos presos de la cárcel y algunos voluntarios, organizó brigadas para remover cielo y tierra de una finca colindante a las Puentes, antigua casona adornadas sus paredes con pinturas de Agelvis. Quienes no podían trabajar por ocupaciones y edad aportaron herramientas y dinero. El Mayor Parada dio el visto bueno y en una avioneta canadiense Cesna, de Taxader, en el año 1950 sobrevoló y en un giro sorprendente que maravilló a los presentes se posó sobre el duro terraplén. Los colegios de Zapatoca se poblaron de alumnos de todas las regiones, pues en diez minutos de vuelo estaban asistiendo a clases. Hoy por su arquitectura Colonial y Republicana, de clima de “seda” seguirá siendo un gran atractivo turístico.

Un punto aparte. Paso a relatar que estas breñas fueron pobladas a principios del siglo XIV por judios sefarditas (la tribu de Leví, tribu de sacerdotes) españoles expulsados por los Reyes Católicos para no pagar los préstamos de los viajes de Colón. La luz solar en un cielo azul inmensamente limpio, ilumina las mentes de quienes deciden radicarse en Zapatoca. Un día llegó Rodrigo Espindola, como administrador de la Casa de Ejercicios Espirituales. Una hermosa casa republicana que fue de los Gómez Naranjo, familiares de Pedro Gómez Valderrama, autor de la Novela La Otra Raya del Tigre. En este inmueble Rodrigo Espindola funda “El Museo del Quijote”, único en el mundo. Las figuras van desde las aventuras de la novela de Cervantes a las situaciones políticas y sociales del mundo innovador y delirante de hoy. Él mismo lo dice: “... es la casa más hermosa y extraña, no tiene muros ni techos, ni límites ni dueños, sus cimientos son el arte, la filosofía y la metáfora”.

Me aparto de sus estatuillas maravillosas, para situarme en su nueva inspiración. La edición de un billete cuyo valor es de “Un millón de Quijotes de Oro”. Estampa en el billete, una partida imaginaria de ajedrez de Don Quijote y su escudero Sancho, que resume la personalidad de los dos. Don Quijote se muestra pensativo e inmensamente preocupado ante el “jaque” y Sancho, el satisfecho de siempre, se recuesta en el espaldar de la silla a observar la sin salida de su señor.

Espindola espera con su billete de un millón de “Quijotes Oro” derrotar en el mundo al insensible y avasallante dólar, simplemente con “la locura y la razón”.

Autor
Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia Liberal no responde por los puntos de vista que allí se expresen.
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