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Silvia Otero
Viernes 07 de octubre de 2022 - 12:00 PM

Desigualdad Regional en Colombia

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Una de las grandes preocupaciones de la vice presidenta Francia Márquez es reducir la desigualdad regional en Colombia. Celebro que la funcionaria traiga esta cuestión al centro del debate. En Colombia más que en otros países, vivir en una región en vez de otra, conlleva grandes desventajas y carencias. Esto se puede rastrear en prácticamente todos los indicadores de bienestar. El acceso a educación de calidad, la probabilidad de no morir al nacer o al parir, el disfrute de agua potable, la conexión al mundo a través del internet, el empleo de calidad, y mucho más, varía según la región donde uno se encuentre.

Esta desigualdad no es normal. Pues si bien todos los países tienen unas regiones más desarrolladas que otras, en la actualidad la infraestructura, los bienes públicos y los servicios sociales de calidad se pueden redistribuir. Puede haber desigualdad regional en el desarrollo económico, pero equidad en el disfrute de bienes y servicios públicos.

Pero las propuestas del gobierno para reducir la desigualdad regional no se han visto e incluso algunas pueden empeorarla. La transición energética, por ejemplo, tiene el objetivo de dejar de depender de las economías de extracción de petróleo y minerales para expandir la agricultura y la industria. ¿Pero dónde se localizarían las nuevas industrias y economías de conocimiento? Porque dejar de extraer petróleo en el Meta para fomentar la industria zapatera en Santander puede agravar en vez de mejorar la desigualdad regional.

Lo mismo puede decirse de las primeras pinceladas sobre una reforma de salud que vendría el próximo año. Eliminar o disminuir el rol de las EPS en regiones rurales, con poblamientos dispersos en donde no hay mercado para sostener competencia en aseguramiento puede ser una muy buena idea. Pero si eso se hace a costa de otorgar esas funciones a municipios con institucionalidades precarias y con infinitos incentivos para la captura de rentas y corrupción, los resultados serán probablemente catastróficos.

La reforma pensional, que otorgaría pensiones no contributivas a muchos adultos mayores pobres puede tener un impacto muy positivo en equiparar ingresos de adultos mayores entre regiones, ya que los pensionados de hoy se concentran en regiones con economías más avanzadas y formales.

Pero en últimas, lograr avanzar definitivamente en cerrar la brecha entre las regiones implica repensar el problema de formación del estado. Colombia ya no tiene dificultades materiales inobjetables para la expansión de la esfera estatal como si las había en el siglo 19. Lo que hay hoy es un montón de incentivos cruzados donde participan muchos actores que se benefician del equilibrio actual de presencia parcial e indirecta y que no tienen ningún interés en modificarlo. ¿Cómo se van a cambiar estos incentivos?

El equipo de Francia Márquez debería tener un rol transversal de evaluar el impacto de las múltiples reformas en la desigualdad regional y empezar a pensar seriamente cuál va a ser la propuesta de construcción de estado para fomentar el cierre de las brechas.

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