sábado 05 de noviembre de 2022 - 12:00 AM

La clase media

Hace un par de días, en entrevista con La Silla Vacía, el senador del Centro Democrático Miguel Uribe dijo que la recién aprobada reforma tributaria impactará la clase media y media alta, que según él gana entre 20 y 60 millones.

La apreciación sería simplemente curiosa y pasaría desapercibida. Pero dado que el senador Uribe funge hoy un rol aglutinador de la oposición al presidente Petro, la entrevista terminó siendo un tremendo papayazo para caricaturizar al Centro Democrático y a la oposición en general como los representantes de los intereses del 1%.

En vez de sumarme a la burla, quisiera tomar esta oportunidad para hacer unas reflexiones sobre lo que significa ser de clase media en Colombia y cómo se define ese grupo social. En términos básicos, la clase media es aquella franja que no es ni pobre, ni rica. Para el DANE, se llega a la clase media cuando las personas tienen ingresos que hacen poco probable volver a caer en la pobreza. Esto significa un ingreso per cápita entre 650 mil pesos y 3 millones y medio de pesos. Por ejemplo, si en un hogar hay dos adultos y dos niños, los adultos en el hogar deben sumar ingresos de por lo menos 2 millones 600 mil, hasta 14 millones de pesos. Por debajo de eso serían vulnerables, y por encima de eso serían clase alta.

Existen otras definiciones. Para algunos analistas, la clase media es aquella que está entre el decil 4 y el decil 9 de la distribución del ingreso. En otras palabras, si ordenamos a todos los colombianos desde el que menos gana hasta el que más gana, y los agrupamos en 10 grupos de igual tamaño, los primeros 4 grupos serían de pobres, los siguientes 5 grupos serían de clase media, y el último grupo sería la clase alta.

Para los latinoamericanos ser de clase media significa haber ido a la universidad, tener vivienda propia, carro y poder pagar educación privada a los hijos. Desde Mafalda hasta Dejémonos de Vainas estaban repletas de referencias sobre el consumo al que podía tener acceso la clase media. Hoy en día ese consumo asociado a la clase media difícilmente puede lograrse con ingresos mensuales de 650 mil pesos. Existe así una distorsión entre la medida que utiliza el estado, y la percepción de las personas.

La distorsión entre ser considerado de clase media y no poder acceder a la casa, el carro y la beca, es decir, sentirse en una situación socioeconómica peor que la generación anterior, está asociada también con sentimientos apolíticos, alienación con la democracia y votación por partidos radicales de derecha e izquierda. Esta distorsión en la parte de debajo de la distribución es preocupante, y merece atención y política social. Pero esta no es la situación de los clasemedieros inventados de Miguel Uribe. Para él solo queda sugerir más calle y hacer amigos por fuera de las cuatro calles alrededor de donde vive.

Silvia Otero BAHAMÓN
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