La región de Zapatoca ha sido modesta e ininterrumpidamente próspera, tranquila y activa desde antes de su constitución oficial en el siglo XVIII. En un aislamiento parcial vivían allí indígenas guanes que por medio de ritos y prácticas exclusivas constituían un modo de vida tan admirable como el de la civilización europea con la que, para desventura suya, se entró en contacto desde el siglo XV. Los guanes y luego los colonizadores habitaron un entorno que era y sigue siendo bastante rústico, de una aridez que impele a la gente a ser más laboriosa de lo normal para sobrevivir. Dicho de otro modo, se trata de una tierra que sabe dar mucho pero que antes se hace de rogar un poco, de una tierra que paga mal la mediocridad y bien el esfuerzo.
No siendo ni muy fértil ni muy infértil, la región ha sabido dar gentes hacendosas, esto es, gentes fuertes y vitales, llenas de voluntad de vida y ganas. Y además, su clima suave y su entorno difícil enseñaron cierto arte elusivo: el arte de saber vivir tranquilamente tanto en la abundancia como en la carencia. «Cuando lomo, lomo, y cuando no de todo como», solía decir mi abuela Elvinia Vásquez de Pinilla.
Por su hermosura y tranquilidad, siempre que nos visitan amigos y amigas Zapatoca es una parada obligatoria. La última vez, hace un par de semanas, estuvimos en el pueblo junto con un grupo de alemanes y españoles, con quienes fuimos también a La Fuente, Galán, Barichara, Guane y Curití.
Tristemente, siendo uno de los pueblos con más potencial no solo del departamento sino de Colombia, encontramos a Zapatoca en mal estado. Especialmente en lo relativo al desaseo de sus lugares emblemáticos (bajando hacia La Lajita había más basura que flores), a su crecimiento desorganizado e insostenible y, sobre todo, al estado de sus calles. Esas calles, en pocas palabras, dan vergüenza y vergüenza da una alcaldía que sea capaz de entregar el pueblo en el estado en el que está ahora. El campesinado, la ciudadanía y los empresarios tenemos todos que exigir que la alcaldía esté a la altura y que deje el municipio mejor de lo que lo encontró. Para nada más que para eso existe el gobierno.
