Publicidad

Simón José Ortiz
Jueves 19 de enero de 2023 - 12:00 PM

Terceras de quinta

Compartir
Imprimir
Comentarios

Compartir

El país es y será inviable mientras el Estado no invierta en la navegabilidad del río Magdalena, en las vías terciarias y en trenes que nos conecten y nos liberen (al menos parcialmente) del yugo de las tractomulas, que se adueñaron de nuestras mediocres carreteras.

Que no hay plata. Entonces somos inviables y malos administradores. Que toma mucho tiempo. Pues más inviables somos al ser incapaces de pensar a largo plazo. Que esos proyectos dan pie a más corrupción y robadera. Si no podemos dar solución a los problemas más importantes del país por esa razón es porque entonces los ladrones y corruptos de cuello blanco ya ganaron la partida. Pero como no es así, como nosotros no creemos eso, tenemos que insistir en la realización y ejecución transparente de tales obras.

Porque de una navegabilidad sostenible por el Magdalena depende nuestro desarrollo y porque de la mano del puerto de Barrancabermeja todo Santander puede asegurar su prosperidad. Porque el río, si es respetado y cuidado, nos dará lo que la montaña nos ha quitado por el menosprecio y descuido con el que la hemos tratado. Porque, como dice Juan Manuel Echavarría citado por Wade Davis en su libro sobre el Magdalena, el río habla del peso terrible que lleva –todos los muertos de todas las violencias– y limpiarlo, y rehabilitarlo, es limpiar y rehabilitar el alma de la nación.

Porque los campesinos, que tantas veces se han visto obligados a botar sus cosechas por culpa de los elevados costos de sacarlas al mercado, no pueden seguir relegados y olvidados. Porque el Estado le ha fallado en todo al campesinado y es el momento de resarcir parte de esa vieja y deshonrosa deuda.

Porque sin vías terciarias el proyecto de país está condenado a colapsar, pues ellas constituyen el 69% de todas nuestras vías. Y porque, lo peor de todo, aproximadamente el 94% de esas vías terciarias se encuentran en mal o en pésimo estado.

Porque ya es momento de pensar en grande y de unir nuevamente a Colombia con una red ferroviaria moderna. Porque ya alguna vez se pudo. De un comercio y una economía dependiente de las tractomulas, de un transporte tedioso sujeto al mal estado de nuestras carreteras o a los descarados abusos de las aerolíneas, líbranos Señor.

Elija a Vanguardia como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí y únase a nuestro canal de Whastapp acá.

Publicidad

Publicidad

Tendencias

Publicidad

Publicidad

Noticias del día

Publicidad