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Sonia Díaz Mantilla
Sábado 19 de enero de 2019 - 12:00 PM

La burla sigue el Eln

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Cuando uno de mis hermanos estuvo secuestrado 22 meses por el Eln, hice varios viajes averiguando por su suerte. Uno de ellos no fue a un paraje selvático ni montañoso, fue a unas oficinas de una prestigiosa universidad pública, donde uno de sus funcionarios me facilitó una entrevista con uno de los ‘elenos’ ‘duros’, que tenía alguna información relevante sobre mi hermano, que estaba vivo.

Mi padre tuvo que pagar “manutención”, según le dijeron, por 22 meses de haber vivido en las peores condiciones en las que se puede tener a un ser humano. Pero para los ‘elenos’ era como deberles un hotel de cinco estrellas.

El segundo viaje fue a Maracaibo, Venezuela, al cual me acompañó una gran amiga y colega, donde la intención era, además de entrevistar a Antonio García -del denominado comando central y uno de los ex negociadores con el Gobierno-, entregarle una carta de mi hermano que preguntaba el porqué de su experiencia, que le quitó más que 22 meses de vida, estabilidad, productividad y paz interior.

Eran tiempos del coronel Chávez, cuyo gobierno protegía -y aún protege- a los terroristas que asesinaron a 22 personas en Bogotá el pasado jueves. La evidencia nos llegó cuando tocó a la puerta de nuestro sitio de encuentro un protegido por varios hombres armados de la inteligencia oficial venezolana.

El tipo habló de su guerra, de sus inicios en la guerrilla, de su paso por la UIS y de su familia. En la entrevista que nunca publiqué, García -que realmente se llama Eliécer Erlinto Hamorro Acosta- se refirió a su vida y la de su familia en Alemania. Parece que allí viven todos desde hace muchos años. Esposa, hijos y padre. Como si nada ocurriera.

Pero sí ocurre. El Eln lleva 30 años burlándose del país, cometiendo delitos de lesa humanidad como los asesinatos del jueves, destruyendo la riqueza natural, promoviendo diálogos para resucitar política y económicamente cada vez que necesitan un aire. Son pocos, pero hacen mucho daño.

Lo saben las víctimas de Machuca, y los miles de secuestrados y asesinados por estos terroristas.

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