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Victor Castillo
Viernes 09 de agosto de 2019 - 12:00 PM

Despolitizar la salud

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El capítulo de la red pública de salud amerita un manejo muy fino y delicado, para que junto a la red privada se logre la transformación que todos deseamos: convertirnos en el mejor sistema de salud del país. Según el último informe del Consejo Privado de Competitividad, estamos en la mediocre y penosa posición 17, que deja mucho que desear de nuestro liderazgo, a pesar de tener excelentes instituciones hospitalarias.

Esto repito, no lo podemos hacer sin el liderazgo de nuestros gobernantes. A los hospitales públicos debemos sacarlos de la politiquería y convertirlos en centros de excelencia en la prestación de servicios médicos; éstos no deben asumir el papel de cajas menores de los gobernantes.

La mejor recomendación para que una persona ingrese a trabajar deben ser sus competencias para el cargo y no su adhesión a un determinado grupo político. El gerente del hospital debe ser el más capaz, con nombramiento por un periodo de dos años que pueda ser ratificado de forma indefinida, con base en indicadores y en el desempeño de su gestión, totalmente independiente al tejemaneje politico.

El HUS, nuestro principal hospital público, tiene que seguir sus propios intereses, sin politiquería y corrupción; con acreditaciones en salud como centro de práctica educativa y centro de investigación, para así poder acceder a la tan anhelada acreditación como Hospital Universitario, y esto sin duda, requiere una transformación interna y externa.

El compromiso de la UIS es fundamental, ya por más de 50 años lo ha usufructuado como campo de práctica para la formación de sus estudiantes de pre y post grados, y debe realmente agregarle valor a la gestión para que sea evidente el mejoramiento.

A pesar de que en la red de hospitales públicos el sistema contrata con una tarifa por servicios que al menos es 40% superior al los hospitales privados, esto no se revierte en la calidad de la atención.

Debemos quitarles cargas que hacen onerosa su gestión y le quitan la competitividad: la ley 80, las estampillas y otros tributos que encarecen sus adquisiciones de medicamentos, insumos y equipos en más del 25%.

Todo esto enmarcado en trasparencia en la contratación y en el convencimiento de que nuestra labor especialmente en el sector, es el servicio con calidad, calidez, amor y compromiso.

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