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Victor Castillo
Viernes 25 de diciembre de 2020 - 12:00 PM

El mejor regalo

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El nacimiento de Jesús se convirtió en centro de la historia. En el siglo VI, el monje y matemático Dionisio el Exiguo determinó que Cristo había nacido en el año 753 a. u. c. desde la fundación de Roma, una fecha que marcó el inicio de la Era Cristiana y que hoy se conoce como Año del Señor o Anno Domini (su expresión en latín).

Antes de esta determinación, los romanos contaban los años a partir de la fundación de Roma, un cálculo que se representaba con la expresión en latín Ab Urbe condita (a. u. c.). Paulatinamente el origen de la escala pasó a ser el nacimiento de Cristo.

Según las cuentas de los chinos, vamos en el año 4717 y en el calendario judío en el 5780. Entre decenas de calendarios que ha usado la humanidad, el gregoriano, que se instituyó en 1582 durante el papado de Gregorio XIII, es el que impera hoy en la sociedad civil.

Así las cosas, el día de la Navidad se ha convertido en la fecha más importante para la familia. Es un día en el que las familias hacen reuniones para celebrar el nacimiento de Jesús, compartir y repartir regalos, y de esta forma expresar la generosidad y solidaridad entre sus miembros. Este año las cosas fueron diferentes por la pandemia del COVID-19. Las grandes reuniones tuvieron que reemplazarse por pequeñas celebraciones con el núcleo familiar para evitar el contagio. Esto, además de emplear medidas de seguridad como el uso de tapabocas y el distanciamiento físico.

Hoy, más que nunca, nuestro mejor regalo es estar vivos y con buena salud. El dinero y las cosas materiales pasaron a un segundo plano. No éramos tan conscientes de este privilegio y lo entendemos sólo hasta ahora, al sentir de cerca el sufrimiento de pacientes y familias. A la fecha han fallecido más de 1,8 millones de personas en el mundo, cifra que con seguridad desafortunadamente superará los 3 millones antes de que la vacuna logre su cometido de acabar con la pandemia.

Quiero expresar mis eternos agradecimientos a todo el personal de salud que ha trabajado incansablemente para atender a los pacientes en esta época, inclusive a costa de su propia salud. Esta es una clara demostración de solidaridad y generosidad. Mientras unos celebran, otros trabajan ayudando a salvar vidas. Ya es interminable la lista de personal administrativo, médico y asistencial de nuestros hospitales en Colombia que han fallecido en el cumplimiento de su deber. Paz en su tumba y condolencias a las familias.

Soy fiel testigo del compromiso de todos nuestros colaboradores, que desde sus diferentes roles en la Fundación Cardiovascular de Colombia y el Hospital Internacional de Colombia han asumido todos los retos que nos ha impuesto la pandemia. A todos ellos mil y mil gracias

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