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opinion/columnistas/victor castillo
Viernes 30 de octubre de 2020 - 12:00 PM

En busca de nuevos liderazgos

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Colombia requiere una transformación de fondo para que perdure en el tiempo como una democracia viable y se logren solucionar los graves problemas sociales que padece. El principal cambio debe centrarse en la moral, algo que aunque difícil es imperativo para lograr las reformas necesarias y no fracasar en el intento.

Los expertos calculan que el país pierde al año por robo y comisiones más de 50 billones de pesos. Adicionalmente, si el Estado fuera eficiente en la planeación y ejecución de obras, podría ahorrar un 20 % del presupuesto nacional.

Si tan solo lográramos corregir estas prácticas, se generarían recursos equivalentes a 10 reformas tributarias (cada una recauda unos $7 billones), es decir, los suficientes recursos para sacar al país adelante.

Nuestro país requiere una reforma política y electoral. Diferentes corrientes políticas representadas, entre otros, por Juan Fernando Cristo y el expresidente Uribe han propuesto la necesidad de disminuir el tamaño del Congreso, planteando incluso un parlamento unicameral. Muy buenas iniciativas a diferencia del tan cuestionado proyecto de ley en curso que pretende aumentar el número de parlamentarios.

Igualmente, es urgente crear un tribunal electoral independiente y muy eficiente que dirima todos los conflictos electorales y una sala de justicia electoral de revisión en el Consejo de Estado que falle oportunamente las disputas y no después de cuatro años, como ocurre actualmente.

La Reforma a la Justicia es imperativa para contar con una justicia despolitizada, eficiente, transparente, expedita, con tecnología, sin burocracia exagerada, sin carteles, con cortes y tribunales inmaculados, donde no surjan escándalos y nuestros jueces, que en su mayoría son probos, nos den ejemplo de ética y buena conducta.

Además de la Reforma en Salud, que comentamos en la columna anterior, se necesita una reforma al modelo económico que permita abandonar el neoliberalismo, que tiene el crecimiento del PIB como principal indicador. Urge incluir nuevos indicadores sociales como ejes de desarrollo social, así como lo están promulgando los grandes economistas del mundo.

Para que todo esto se logre, el foco debe ponerse sobre la educación y la moral. Tenemos que recuperar los valores, el respeto por los demás y comprender que no todo vale. Hay que asumir que la libertad individual tiene como límite el derecho y la libertad del otro. Para lograr ese país que queremos para las siguientes generaciones se debe erradicar el odio que expresan muchos de nuestros dirigentes, a quienes no les importa pasar por encima de todo para lograr sus objetivos personales. Necesitamos nuevos líderes, que con independencia aglutinen en una nueva dirección al país, y que tengan la claridad y capacidad para generar los cambios necesarios.

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