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Victor Castillo
Viernes 22 de mayo de 2020 - 12:00 PM

Momento de grandes decisiones

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Es importante destacar el ejemplo que ha dado el departamento de Santander en el manejo de la pandemia. Estamos acostumbrándonos a la nueva normalidad obligada por el COVID-19, y ante la inminente reactivación económica en forma progresiva, se requiere de la responsabilidad de la sociedad para evitar que se salga de control la situación y perdamos lo que la región ha ganado con la cuarentena.

Con la discusión en curso de los planes de desarrollo de los departamentos y municipios para el próximo cuatrienio, es el momento de incorporar temas de agenda pública que hoy más que nunca son relevantes y deben ser modificados para buscar la reactivación económica y ayudar a las comunidades a superar la pérdida del empleo y sus consecuencias, buscando que el bien común prime sobre cualquier interés individual. En este contexto, la preservación del medioambiente y la conservación del agua, protegiendo sus fuentes, son una prioridad. Debemos hacer todo lo humanamente posible por lograr este propósito, lo contrario sería un sacrilegio contra las generaciones futuras y un error imperdonable.

Es imperativo tratar en forma adecuada las aguas servidas y regresarlas al cauce de los ríos con una pureza superior al 92%. Hacerlo es de gran relevancia para una ciudad como la nuestra, que tiene 34 vertederos sin control y vierte el 80% de las aguas residuales sin ningún tipo de procesamiento, contaminando seriamente las quebradas. No se puede dilatar más la iniciativa de hace muchos años de construir la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales –PTAR- del Río Frío.

Con la orden judicial de cierre de El Carrasco, se comprometió el manejo de las basuras de más de 14 municipios de la región. Se requiere un nuevo relleno sanitario, donde exclusivamente se deposite el 25% de los residuos sólidos. Para el porcentaje restante se debe establecer un plan que permita su aprovechamiento: una parte para reutilizar en procesos industriales (reciclaje debe pasar del 2% actual al 25%) y otra para producción de energía a través de un proceso de biodigestión anaeróbica en la nueva PTAR.

Estas estrategias deben ser manejadas por una sola entidad para que la disposición final se convierta en un aprovechamiento inteligente, fuente de generación de riqueza económica, social y beneficie al medioambiente. Nunca antes la ciudad había tenido esta oportunidad de oro para hacer un manejo adecuado de ambos problemas, que al final son uno solo. Podemos convertirnos en abanderados de este tema.

Se está proponiendo al Acueducto Metropolitano de Bucaramanga (amb) como eje central en el manejo de estos procesos. La institución cuenta con la capacidad administrativa, operacional y el gobierno corporativo para garantizar la sana ejecución y operación de estos proyectos. Así se podría generar una solución y no un problema para la región.

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