Para mejorar nuestra sociedad, debemos recuperar la familia y sus valores, donde las experiencias vividas, especialmente por los niños, influirán en diferentes aspectos de la vida como el personal, profesional y social, donde los padres con el ejemplo y una dialéctica diaria sobre lo correcto tienen la responsabilidad indelegable de ser los principales formadores de sus hijos. Es por esta razón que los valores como la generosidad, la honestidad, la laboriosidad, la tolerancia y la permanente actitud a servir deben vivirse día a día en el núcleo familiar, donde los hijos viven su primera experiencia de socialización y así poderlos irradiar a la sociedad contrarrestando tanta influencia negativa actual. Trabajar en recuperar los valores y normas de comportamiento en los individuos es la mayor prioridad, si queremos la transformación de una sociedad que logre la solución de sus problemas fundamentales y estas normas y valores compartidos es lo que conforma la cultura ciudadana por los habitantes de una comunidad. Es fundamental para las actuales y futuras generaciones fortalecer en centros educativos la formación en valores, urbanismo, espíritu cívico, conciencia ciudadana y comportamientos de convivencia.
El manejo de las instituciones públicas debe ser trasparente, pulcro, honesto y con las mejores prácticas empresariales que permitan que los dineros de los impuestos se utilicen de la manera más eficiente, convirtiéndose en un referente de buenas prácticas y ética empresarial.
Debemos virar a una sociedad donde prime el interés general sobre el particular, donde como seres humanos entendamos que nuestra libertad tiene como límite el respeto al prójimo y que es un deber el cuidado y buen uso de los espacios públicos y una obligación acatar las normas de tránsito y no arrojar basura en las calles.
Los problemas de corrupción, tan comunes en los tiempos actuales, son el reflejo de una educación carente de valores que son los que tejen la cultura. Una sociedad saludable será posible en la medida que las personas no mientan, no engañen y no roben y quienes ejercen alguna posición de liderazgo lo hagan para servir y no para su propio beneficio. Es preocupante el informe de la Policía Nacional de un aumento del 28% de los homicidios en Santander, donde más del 80% son por intolerancia, por lo que debemos intervenir en la cultura ciudadana que nos permita contrarrestar este flagelo.