Todo parece indicar que el horror que sintió la opinión al conocer un caso de abuso de tipo sexual a un menor de siete años...
Financiación sostenible
Lo he dicho mil veces: Existimos, pese a nosotros. Así como hay milagrosas excepciones que por supuesto se podrían contar por miles, parecemos una especie de hongo que crece abundantemente por el mundo haciendo estragos y contaminando.
A esta especie, altamente depredadora que crece en la caprichosa idea de la abundancia infinita de los recursos, hay que educarla para que comprenda que el planeta no puede seguir siendo casa y basurero al mismo tiempo. Si usted, a la altura de estas líneas se pregunta por qué el autor nos regaña a todos ya que usted vive en un resplandeciente apartamento que permanece siempre limpio, podría empezar a preguntarse por la clasificación de residuos en la fuente, cómo su conjunto residencial hace el tratamiento de las aguas de mantenimiento de las zonas comunes. Y para no ir más lejos: Todo o casi todo nuestro consumo deja una huella de carbono al ducharnos, encender una luz, transportarnos; usamos plásticos en distintas actividades que son producidos en cantidades industriales para satisfacer no solo mis necesidades sino la de millones como yo.
Hay que hacer mucho en nuestra educación como especie, pero también hay que abordar a las industrias en donde puedan sentir un impacto y una de esas columnas es la financiación. Las empresas requieren recursos para crecer y casi siempre acuden a los bancos.
Es ahí donde la banca debería poner condiciones para la financiación que incluyan metas de compromiso con la sociedad. Esta semana, el BBVA otorgó un crédito sostenible por $159.000 millones a la compañía de agroindustria Daabon, pero la financiación se otorga condicionada al cumplimiento de mejorar el aprovechamiento de residuos pasando de 17% al 28% al año 2028.
Los bancos podrían beneficiar a los emprendedores que presenten proyectos de eficiencia energética, a la generación o al aumento del uso de energías renovables, a tener una infraestructura sostenible y a la implementación de tecnologías limpias, entre muchas otras ideas. Así mismo, la banca podría condicionar créditos a las administraciones territoriales para darles dinero sobre la base de proyectos sostenibles.
Si no hemos logrado sensibilizar el corazón de esta caprichosa especie humana, hay que impactar en ese otro órgano que si hemos comprobado que los mueve: el bolsillo.