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Yesid Lancheros
Sábado 10 de agosto de 2019 - 12:00 PM

Los aciertos y errores de Rodolfo

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Se acerca el final del gobierno de Rodolfo Hernández. ¿Qué cosas buenas hizo y en dónde se equivocó? Empecemos por lo positivo. Rodolfo recibió una ciudad con las finanzas en rojo y logró reducir el déficit de tesorería en unos 200.000 millones de pesos. Hubo austeridad y se acabó la relación burocrática con el Concejo.

Así mismo, la Cámara Colombiana de la Infraestructura ha elogiado la transparencia en la contratación, pues el número de oferentes en las licitaciones pasó de 1,4 en promedio a más de 40 en la actualidad.

También se debe aplaudir que le imprimió dinamismo a la infraestructura cultural y deportiva. Ahí está el Teatro Santander y la reconstrucción de la Biblioteca Pública Gabriel Turbay, por citar dos ejemplos. También saltan a la vista las canchas deportivas en las comunas, la reconstrucción del club de tenis en el Parque de los Niños y la necesaria intervención de la pista de atletismo.

Es positivo que haya reactivado las obras de Metrolínea, con los proyectos de los portales de Piedecuesta, Girón y Norte. Finalmente, destaco que se preocupó por la planeación urbana al crear infraestructura para las bicicletas.

Veamos ahora los errores. El primero es el escándalo de corrupción de Vitalogic. Este hecho, con interrogantes no resueltos, golpeó el discurso anticorrupción de Rodolfo. La justicia avanza en el esclarecimiento de este turbio negocio que se pretendía hacer con las basuras.

Algo que también salió mal fue el estilo irrespetuoso del Alcalde. Rodolfo termina con la imagen deteriorada en un sector de la opinión pública. Con insultos ofendió a mujeres, bomberos, periodistas, en fin, a todo aquel que se atrevió a cuestionarlo. Para los autoritarios, que son los que más posan de “demócratas”, solo existe su verdad.

En los últimos días, Rodolfo se viene burlando de la prohibición de hacer política. Ojalá le gastara la misma energía a combatir la inseguridad. La promesa no cumplida de las 20.000 viviendas y la falta de autoridad en tránsito son otros temas en los que se raja. De igual forma, dividió a los ciudadanos entre “buenos” y “malos”, sembrando odio, como hacen los populistas.

En conclusión: no todo fue malo, pero se esperaba mucho más. Confío en que el nuevo alcalde o alcaldesa retome lo bueno y corrija lo que no estuvo bien en estos cuatro años.

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