¡Respeto, por favor!
Si hay algo inconcebible en las naciones más desarrolladas es el irrespeto a las autoridades de Policía. Insultar a un miembro policial es saber de por sí que las sanciones serán de la mayor severidad. Y ni pensar en agredir a un agente, porque tal falta trae tras de sí las más estrictas sanciones. Tal es así, por cuanto en dichos países la fuerza pública representa a la autoridad de las instituciones. Son como el símbolo de que existe una Nación cuya institucionalidad y normas son el sustento de una democracia.
Muy por el contrario, en nuestro país, ha hecho carrera el irrespeto a los miembros de la Policía, al punto que ya son constantes las noticias de agresiones a personal de la institución sin que pase absolutamente nada. El caso más crítico tal vez es lo que está sucediendo con nuestros agentes de Tránsito.
Según cifras de la Dirección de Tránsito de Bucaramanga, cerca de 30 agentes han sido agredidos en lo que va corrido del año. Uno de los casos más impactantes fue el ocurrido hace un par de semanas, cuando un conductor atropelló a un alférez que le pidió detener su marcha y lo arrastró por varias cuadras de la Avenida Quebradaseca en Bucaramanga. Y solo el pasado fin de semana, un hombre apuñaló a un Policía adscrito a la Unidad de Tránsito y Transporte, que trató de ponerle fin a una pelea entre dos mujeres en la Plaza de Mercado Central. El agresor ni siquiera estaba involucrado en la riña.
Muchos justifican este actuar afirmando que los escándalos en los que se han visto involucrados miembros de la Policía hacen que no existan respeto por la institución. Es cierto que, desafortunadamente, actos de corrupción y de abuso de autoridad han estado presentes en diversas situaciones del país, y no han sido pocas. Pero el actuar nefasto de algunos miembros de una institución no pueden dar al traste con lo que representa la institución misma.
Es necesario que el país empiece a ver sanciones ejemplarizantes con quienes agreden a los miembros de la Policía, pues detrás de sí hay también un mensaje implícito de respeto por las normas y la autoridad. Pero por supuesto que esto debe ir de la mano de un actuar desde la misma institución de depurar a quienes dañan la imagen de una entidad que debiera ser símbolo de respeto para todos.