La austeridad estatal
El sábado anterior, en Leticia, el Presidente Iván Duque anunció al país la expedición de la directiva presidencial 09 para imponer, en las diversas instancias del Estado, austeridad durante su período al frente de la administración pública. El propósito presidencial es loable pero solo el paso del tiempo señalará si pudo volverse realidad o si la indisciplina y el “apetito” voraz de la burocracia terminan ganando la partida y sumamos un nuevo intento fallido de ponerle talanquera a aquello de que “con lo que no nos cuesta, hagamos fiesta”.
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Durante los últimos 60 años todos los Presidentes han tratado de impedir el desorden del gasto estatal, pero el uso abusivo de la prerrogativa de poder ordenar el gasto público que hay en cabeza de miles de funcionarios públicos, ha podido más y por ello tales campañas presidenciales terminan evaporándose en la atmósfera.
Probablemente el único caso de éxito en campañas de austeridad estatal lo haya logrado la rígida administración Lleras Restrepo cuando se enfrentó al FMI, no accedió a sus exigencias para que el país recibiera un préstamo de dicha entidad financiera internacional, y con base en disciplina, logró frenar el gasto oficial.
Cada vez que se anuncia austeridad estatal, el paso siguiente suelen ser fotografías en los medios de comunicación de funcionarios de alto nivel viajando, por vía aérea, en clase turista, pero pocos meses después, vuelven a ser pasajeros de la clase ejecutiva.
Las venas rotas en materia de publicidad, de realización y patrocinio de eventos, el aguacero de viáticos, la voluminosa nómina paralela que hay en las entidades estatales del nivel nacional, departamental y municipal, el uso abusivo de la figura de servicios profesionales, las caravanas de vehículos oficiales con guardaespaldas de este o aquel funcionario, la profusión y desorden en el gasto ha sido, desafortunadamente, una costumbre cada vez más enraizada en toda la administración pública.
¿Por qué no se ha logrado en el pasado poner orden al gasto y que se sea austero en ello? Porque a los funcionarios estatales les falta voluntad política, disciplina y autoridad para hacer cumplir tales directivas presidenciales.
Es deber de todos los colombianos rodear esta directiva presidencial y lograr que por el bien del país, ella sea efectiva y que logre prolongarse en el tiempo.