El país espera respuestas
Lo ocurrido con el llamado escándalo de Odebrecht en nuestro país cada vez adquiere más el tinte de una película de horror. El pasado domingo, Noticias Uno publicó una entrevista póstuma de Jorge Enrique Pizano, testigo clave en el caso, la cual solo sería publicada si Pizano salía del país bajo protección o si fallecía. El testigo murió el pasado jueves, por lo cual, cumpliendo su voluntad, la entrevista se hizo pública el domingo. Pero cuando su hijo Alejandro Pizano Ponce de León arribó al país para asistir a las exequias de su padre, murió también de forma repentina, según se comprobó el martes, envenenado con cianuro.
Según la declaración dejada por Pizano, en el 2015 puso en conocimiento de Néstor Humberto Martínez, quien se desempeñaba entonces como abogado de Corficolombiana, (socia de Odebrecht en Colombia), la existencia de pagos "irregulares" por la firma brasilera y pedía su gestión para poner en conocimiento del grupo estos hechos. En declaraciones dadas por el fiscal Martínez, afirma haber cumplido con poner en conocimiento de las partes interesadas el presunto pago de coimas por parte de la firma brasilera, que luego se convirtió en el mayor escándalo de corrupción de los últimos tiempos en Latinoamérica.
Pero lo cierto es que mientras en otros países han sido procesados incluso expresidentes de la República por este escándalo, en Colombia el proceso parece haberse quedado en los titulares de las noticias, pues no se han emitido condenas ejemplarizantes ni se han conocido los verdaderos alcances de este entramado de corrupción trasnacional.
El tema adquiere aún un talante más angustiante tras conocerse que la fiscal del caso en Colombia, Amparo Cerón, sufrió un grave accidente de tránsito a mediados de octubre, cuando disfrutaba de sus vacaciones, que la dejó en coma.
El país necesita saber la verdad de lo ocurrido con las muertes de Jorge Pizano y su hijo Alejandro y qué hay tras el accidente de la fiscal.
A nuestra maltrecha Justicia no le cabe una duda más. Un país con la profunda crisis de credibilidad en las instituciones judiciales que atraviesa Colombia necesita verdades urgentes, investigaciones serias y la certeza de que serán hallados los culpables detrás de estos dolorosos hechos.