Alcohol y conducción: seguimos sin aprender
Además de la conciencia ciudadana, se requiere la severidad en las sanciones y que las autoridades sean implacables con quienes burlan la norma. Se trata, sencillamente, de salvar vidas.
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El pasado fin de semana, un hombre fue sorprendido mientras dormía sobre el andén en la vía que de Bucaramanga conduce a Girón. A pesar de que el ciudadano llevaba consigo cerca de seis millones de pesos en efectivo, su estado de embriaguez era tal, que detuvo la moto en la que se movilizaba y se tendió a dormir en la vía. Por fortuna, al despertar todas sus pertenencias le acompañaban.
Aunque el hecho causó gracia en algunos por lo insólito, es muestra de una profunda realidad preocupante. A pesar de los innumerables casos de accidentes causados por conducir en estado de embriaguez, de las millonarias multas por manejar con licor y de las dolorosísimas historias de muertes de personas inocentes a manos de conductores borrachos, los santandereanos, y los colombianos en general, aún no toman conciencia de la gravedad de lo que significa manejar en estado de alicoramiento.
A pesar de que la Ley 1696 de 2013 incrementó el valor de las multas a quienes conduzcan un vehículo en estado de embriaguez, al punto que hoy van desde los $2.343.69 hasta los $37.499.040, además de la suspensión de la licencia de conducción por un año, o incluso su cancelación, no parece que estas sanciones se estén aplicando de manera severa ni que se haya desincentivado el consumo como debiera. Una y otra vez se repiten las historias de conductores ebrios al volante.
En esta época de fiestas decembrinas aumenta en los colombianos el consumo de alcohol. El llamado es a ser conscientes y entender que consumir licor y manejar no es un juego. Es la propia vida y la de personas inocentes la que está de por medio cuando se toma la errada decisión de conducir tras consumir alcohol.
Muchos siguen creyendo que si se trata de un par de tragos “no pasa nada”. Craso error de aquel que decide tomar el volante bajo esta falsa creencia.
Hoy existen diversas opciones de servicio de “conductor elegido”, e incluso las mismas aseguradoras están a disposición para atender una solicitud en este sentido. De modo que no hay excusa para abstenerse de manejar cuando se ha ingerido licor.
Pero además de la conciencia ciudadana, se requiere la severidad en las sanciones y que las autoridades sean implacables con quienes burlan la norma.
Se trata, sencillamente, de salvar vidas.