Las mujeres, la comunidad negra y los progresistas moderados, es decir, un amplio sector del partido demócrata, recibió con beneplácito la escogencia de Kamala Harris como fórmula presidencial de Joe Biden, en la campaña presidencial estadounidense, que entra ya en su recta final y que ha estado marcada, más para mal que para bien, por la pandemia que tan fuerte y cruelmente ha golpeado a ese país, hoy con las cifras más trágicas del mundo entero.
Como en toda campaña, la elección de la fórmula vicepresidencial causa impactos positivos y negativos, y el caso de Biden no es excepcional. Uno de los efectos quizás más interesantes para ver en los próximos días y semanas es el hecho de que al tener a su lado a una mujer reconocida en la política de su país como demócrata moderada y a la vez hija de inmigrantes (padre Jamaiquino y madre india), Biden haya podido desactivar una carga de profundidad que en los últimos días le había puesto su rival, especialmente en la Florida, y es la de presentarlo como un izquierdista, prácticamente un comunista. La prevalencia de Harris en la opción vicepresidencial, sin duda debilita esa versión de los republicanos y podría lograr que se conserve la ventaja que, según todas las encuestas, tiene Biden sobre Trump en ese decisivo estado.
El ingreso de Kamala Harris a la campaña de Biden, lo dijo el mismo candidato, busca también ganar energía, vehemencia, alegría y contundencia, virtudes que la congresista ha mostrado tanto en sus tiempos de fiscal general de California, como en el Senado y en la campaña por la nominación de su partido, donde demostró verticalidad y arrojo al enfrentarse a sus rivales, incluso al mismo Biden. Por otra parte, Harris es una reconocida defensora de derechos de minorías particularmente las mujeres y las comunidades negras. El año pasado, en una entrevista periodística dijo sin retórica alguna: “soy negra y estoy orgullosa de ello”.
Esta mujer, de fuerte personalidad y gran futuro en el partido demócrata, es hoy la primera mujer negra en ser candidata a la vicepresidencia por uno de los dos grandes partidos, lo que, de ganar Biden, le puede dar una inmensa oportunidad de ser la futura candidata demócrata y, posiblemente, la primera mujer en ocupar el asiento principal en el salón oval de la Casa Blanca.
