Se trata de los malos olores provenientes de la planta de tratamiento de aguas residuales de Río Frío que con frecuencia deben soportar miles de familias de la zona.
Hace pocos días, los habitantes del área metropolitana y más concretamente los que viven en Floridablanca en los sectores de Cañaveral y el Anillo Vial, volvieron a saber de un tema que si bien les impacta su calidad de vida de manera directa, ha sido desatendido durante lustros por parte de las autoridades correspondientes.
Se trata de los malos olores provenientes de la planta de tratamiento de aguas residuales de Río Frío que con frecuencia deben soportar miles de familias de la zona. Olores que han permanecido ignorados tanto tiempo, que la mayoría de los ciudadanos pensó que habían caído en el olvido.
Sin embargo, ahora resulta que, de acuerdo a la Empas, se invertirán 30 mil millones de pesos para mitigar el problema. Los recursos, según el gerente de esa entidad, empresa que firmó un convenio con la Cdmb para manejar este caso, se invertirán en realizar un estudio así como las obras necesarias para aliviar el problema.
El anuncio, en principio, suena bien, pero si se le agrega la historia reciente, nacen nuevamente las suspicacias.
Es que han sido tantas las promesas pero todavía más los dineros que supuestamente se han invertido en la solución de ese asunto sin que hasta el momento se haya visto mejoría alguna, que la desconfianza está plenamente justificada.
De hecho, en esta ocasión ya se habla de cifras monetarias precisas y se mencionan nuevas tecnologías traídas del Brasil. Pero una vez más, sólo hay referencias breves a las obras por realizar para que en teoría terminen de una vez por todas los olores nauseabundos que a veces se toman la zona.
La ciudadanía, entonces, se encuentra a la expectativa, sobre todo cuando adicionalmente se anunció la intención de comenzar a depurar el Río Frío, que es junto al Bogotá, uno de los más contaminados del país porque sirven como depósito del alcantarillado de cientos de miles de personas.
De esta manera, todo se puede resumir en muy pocas palabras: más que anuncios y promesas, en esta oportunidad los santandereanos sí esperan realidades.
