Educación para el turismo
En los últimos años Santander se ha empeñado en posicionarse ante el país como una región atractiva para el turismo, en la intención de convertir esta actividad en una alternativa de renovación de las áreas económicas que históricamente han estado más del lado del comercio tradicional, lo que, junto a otros factores, por supuesto, nos fue perfilando como una cultura más bien endógena, que protege sus valores, pero se niega a replantearlos.
Pues bien, el turismo poco a poco ha ido ocupando lugares dentro de la nueva economía regional y, ciertamente, ha conquistado el interés de inversionistas tanto gubernamentales como privados en proyectos, valga decirse, algunos descabellados, otros faraónicos y otros tantos sí proporcionados con las condiciones y posibilidades reales de la región.
Pero, aún cuando los proyectos turísticos estén bien enfocados y sus perspectivas bien definidas en tiempo y recursos, consolidar todo un sector económico en una región comprende un esfuerzo de largo plazo, de copiosos recursos y en el que debe participar la población en su conjunto, algo que para los santandereanos significa, como lo dijimos anteriormente, superar su timidez y ensimismamiento de las últimas décadas.
Hace pocos días conocimos de varias denuncias de ambientalistas sobre los turistas que frecuentan el páramo de Santurbán y arremeten sin consideración alguna contra el lugar, dejando allí basuras, colillas de cigarrillos, causando daños en la vegetación o sumergiéndose en las lagunas, conductas que, obviamente, ponen en riesgo el lugar. Lo mismo se ha conocido de daños a sitios como Las Gachas, algunas cuevas en la provincia guanentina y varios ríos y bosques del departamento.
Debemos ser sinceros y reconocer que la mayoría de estos desmanes corren por cuenta de nosotros mismos y no solo por parte de quienes nos visitan y si queremos que el turismo tenga un futuro próspero a largo plazo, se hace inaplazable destinar presupuestos suficientes a la educación de las personas en general, no solo en los lugares donde existen proyectos ya en funcionamiento, porque tan importante es formar a quienes tienen directamente la responsabilidad de atender turistas, como forjar la conciencia de quienes dentro de su propio departamento deben comportarse como turistas responsables.
El factor humano es decisivo en la industria turística y en ese campo los santandereanos tenemos que fortalecernos amplia y urgentemente, porque no pueden ponerse en riesgo grandes inversiones en lugares y desarrollos para los visitantes, por la incultura y el maltrato al ambiente y a las personas, por parte de nosotros mismos.