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El Carrasco, otra vez en riesgo
Por la historia de El Carrasco, desde sus comienzos hacia mediados de la década del 70, hasta hoy, han pasado todo tipo de acontecimientos. Desde cuando las montañas de basura que allí se disponían servían de fuente de abastecimiento directo y opción económica para decenas de familias que pasaban el día literalmente hundidas en los desperdicios de toda la ciudad para sacar de allí lo que aún pudieran comer hombres, mujeres y niños, o bien, que pudiera venderse como desecho utilizable para algunas industrias, en tiempos en los que aún no se había instalado el concepto de reciclaje en las ciudades.
Pero estos recolectores no eran los únicos que sufrían la inexistente higiene del lugar, pues los habitantes del barrio El Porvenir, desesperados por los olores ofensivos que despedía El Carrasco hacia sus casas las 24 horas del día, interpusieron una acción popular que buscaba su cierre. Esta iniciativa jurídica se convirtió en la primera de una serie de querellas y decisiones judiciales hasta ahora incumplidas por varios alcaldes, pues desde 2003, hace 20 años, se advirtió que El Carrasco debió cerrarse.
Todo lo anterior es la historia de un problema que involucra no solo al municipio de Bucaramanga sino a la decena de localidades que disponen en el relleno regional. Hoy en día, tras las gestiones de la actual gerencia de la Emab, operador de El Carrasco, se ha optimizado la gestión de los residuos, el manejo de los lixiviados y el control de vectores y gallinazos, que ponían en serio riesgo la operación del aeropuerto Palonegro.
Sin embargo, el lío judicial está lejos de solucionarse, pues la orden de cierre está en firme, pero no hay alternativas pues los intentos de buscar un nuevo sitio para un relleno sanitario regional han fracasado, por lo que se sigue apelando a la figura de la emergencia sanitaria una y otra vez.
Lo más reciente de todo esto es la urgencia de ampliar la celda actual y construir un canal para el control de las aguas lluvia en El Carrasco. Según los protocolos técnicos, se puede seguir disponiendo hasta el 10 de julio, a menos que las obras requeridas estén concluidas, lo cual no parece posible. Estamos entonces nuevamente frente a un inminente riesgo de no tener donde disponer las mil toneladas de residuos sólidos que llegan en promedio al día al relleno.
Si bien es cierto que todos quienes habitamos el área metropolitana debemos aportar a la correcta gestión de nuestros residos sólidos también lo es que los gobiernos tienen la responsabilidad de orientar y dar solución al problema mayor, y desde hace dos décadas quienes debieron resolverlo no lo han hecho.