El contrabando de combustibles
Todo lo que ha pasado en los últimos tiempos en la frontera que tiene Colombia con Venezuela, como consecuencia de la anormalidad institucional que vive el vecino país, ha hecho que pase a un segundo plano uno de los problemas más palpitantes que en tal región tienen las dos naciones: el contrabando de combustibles de origen fósil. Las diferencias entre Bogotá y Caracas han actuado, sin proponérselo, cual densa bruma para cubrir el tráfico ilegal de gasolina y ACPM. Al amparo de las diferencias entre los dos Estados Naciones, quienes participan en ese ilícito han incrementado su labor ilegal y sus ganancias. Hoy es un negocio más próspero que en el pasado.
Según datos del centro de estudios de Fedesarrollo, el 15% del consumo de combustibles en Colombia es ilegal y se hace con gasolina y ACPM traída de contrabando de Venezuela. Al país están entrando subrepticiamente cerca de 500 millones de galones de combustible al año, por un valor de aproximadamente $ 5 billones de pesos; por tal causa el Estado ha dejado de recaudar por impuestos, cerca de $ 1,2 billones de pesos anuales.
¿Cómo explicar que eso ocurra en una frontera que oficialmente está cerrada y que tiene numerosa y activa presencia de fuerzas policiales y del Ejército?
Más allá de intentar formular hipótesis sobre lo que está ocurriendo, lo cierto es que los carrotanques atraviesan continuamente la frontera por trochas y en numerosos municipios cercanos a la región fronteriza, los ‘pimpineros’ ofrecen al público gasolina y ACPM en las calles.
Personas de la región limítrofe han informado a periodistas que como consecuencia del incremento de la migración de venezolanos a territorio colombiano, hay redes de nacionales del vecino país que actúan en este lado de la frontera para ofrecer tales productos en nuestro territorio.
Todo lo anterior lo conocen las autoridades de migración y la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), pero hasta hoy no se ha logrado implementar una estrategia que logre contrarrestar el contrabando de combustibles; entre tanto, el daño fiscal crece.
Al contrabando de combustibles se une el incremento del contrabando de ganado vacuno, fenómeno que ha crecido pese a las campañas que en contra de ello se han llevado a cabo por las autoridades para erradicar la fiebre aftosa.