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Editorial
Viernes 20 de enero de 2023 - 12:00 PM

El estado de la malla vial: no se trata sólo de tapar huecos

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Uno de los motivos de reclamo más frecuente de los bumangueses desde hace ya varios meses, es el del deficiente estado en el que se encuentra la malla vial de la ciudad, que, dicha sea la verdad, ha venido deteriorándose desde hace muchos años, sin que ninguna administración, hasta el momento, le haya dado la prioridad, que cada vez se impone más, con el propósito de que superemos ya la eterna fase de tapar huecos puntuales, en zonas puntuales y se acometan trabajos mucho más de fondo que, aunque impliquen, de momento, una inversión superior, garanticen también una solución de largo plazo.

Tenemos aún en la ciudad una malla vial que hace solo una década soportaba varias veces menos el tránsito que hoy la recorre a diario y que, claro está, la llevan a esfuerzos muy superiores a los que se le calcularon inicialmente, lo que significa no solamente que los daños se multiplican, sino que lo hacen a un ritmo cada vez más acelerado, mientras la acción de las administraciones camina a un paso mucho menor. Por eso, en cualquier calle, de una zona congestionada de la ciudad, vemos que un hueco crece ante nuestros ojos, día a día, hasta convertirse en una amplia cavidad, antes de que se improvise algún tipo de remiendo de muy poca duración.

El estado de la malla vial en una ciudad, si se mira con seriedad, no es de interés menor, pues en realidad, implica varios problemas que, al sumarse, impactan la calidad de vida de las personas. Una malla vial deteriorada, como lo está la de Bucaramanga en zonas neurálgicas, no solo afecta el estado técnico-mecánico de los vehículos y aumenta los márgenes de accidentalidad, sino que se convierte, como ya ha ocurrido, en causa de muerte, especialmente de motociclistas.

Pero, además de todo esto, unas vías deterioradas hacen que el tránsito sea más lento y eso, en pocas palabras, significa pérdida de dinero para la ciudad entera, puesto que la ineficiencia en los traslados de todas las personas afectan necesariamente la productividad y hace, entonces, que el desarrollo se mueva con el mismo ritmo y con esa misma dificultad que lo hacen las personas en sus vehículos particulares o en el transporte público. En síntesis, no se trata de tapar huecos, como con cierta frivolidad suele pensarse, sino que se trata de darle a los bumangueses una garantía de tránsito ágil, seguro, eficiente, moderno, que nos permita relacionarnos, crecer y desarrollarnos mejor y más rápidamente.

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Publicado por Redacción Vanguardia

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