El lado más oscuro de las redes sociales
El poder de las redes sociales es un hecho incontrovertible para la realidad de hoy y su influencia mundial tiene toda clase de alcances, impactos y consecuencias, tanto positivas como negativas: la posibilidad de difundir a mayor velocidad las informaciones cotidianas es apasionante, por ejemplo, pero el abuso que se hace de esos canales para multiplicar en instantes un alud de noticias falsas representa una de las más desafiantes amenazas, no solo para el periodismo, sino, incluso, para la sobrevivencia de la democracia misma, al menos en su concepto actual.
Tecnológicamente las redes sociales son vehículos para la conducción de mensajes y a la vez son centros de encuentro tanto privado como público, y más que público, masivo, que han seducido a los ciudadanos de todas las latitudes, quienes hoy consumen casi que compulsivamente todo el material multimedia que, producido por las personas mismas y no por los grandes medios, puede circular por allí.
Esto significa que hay canales permanentes de comunicación entre quienes tienen relación entre sí ya sea esta de índole familiar, laboral, de aficiones o cualquier otro tipo de actividades comunes para las que las redes son un valioso respaldo.
Pero todo esto tiene también su lado oscuro que es el del delito y son muchos los delincuentes que usan precisamente toda esa información personal que encuentran libre en Internet para atacar a las personas y hacerse con sus bienes, su dignidad, su integridad e incluso con su vida. El desconocimiento de las posibilidades tecnológicas que tienen los delincuentes o la ingenuidad, hace que las personas incurran en graves errores que los ponen en riesgo a cada uno de ellos e incluso a sus propios hijos, familiares o amigos.
Últimamente se ha sabido en el mundo entero de casos en los que los hijos de usuarios de las redes sociales han estado en peligro o han sufrido ataques no precisamente por imprudencia de los niños o los jóvenes, sino de sus padres o abuelos que, obviamente sin mala intención, los han exhibido en redes aparentemente seguras, pero que en realidad se prestan para que los identifiquen y rastreen su dirección de residencia, colegio, etc.
De esta manera los menores pueden ser víctimas de seguimientos y objeto de acoso de diversa índole, secuestro o violaciones, entre otros varios delitos. Por eso es importante que los adultos aprendan a medir en las redes sociales cuál es la información que debe y la que no debe publicarse, así consideren que lo están haciendo de manera segura y de todas maneras, nunca debe exponerse a los menores mediante la publicación de fotografías o videos que sirvan para que los delincuentes puedan usarlos en contra de ellos mismos.