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Editorial
Martes 07 de diciembre de 2021 - 12:00 PM

El mensaje que deja el abstencionismo de los jóvenes

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Sólo un poco más de 52 mil jóvenes entre 14 y 24 años, es decir, el 10% del potencial electoral en este vital rango de edad, llegaron hasta las urnas dispuestas en todo el departamento, para votar por alguno de los candidatos a los Consejos de Juventud que se estrenan en el país. El exiguo índice se repitió en el ámbito nacional, es decir, solo uno de cada diez jóvenes colombianos, por motivos que deben estudiarse profundamente, se interesaron en una participación democrática que les puede abrir espacios trascendentales en la toma de decisiones políticas y administrativas en el futuro.

La reacción inmediata del sector político, periodístico, académico, e incluso de algunas de las organizaciones juveniles fue responsabilizar de diferentes maneras a los mismos jóvenes por su abstencionismo. Si bien, es evidente que existe responsabilidad en los jóvenes de no acudir a las urnas, las raíces de este abstencionismo pueden ser mucho más profundas que una simple “pereza” de ir a votar. El sistema democrático colombiano no es visto como garantista para muchos jóvenes, lo que impacta la confianza de los electores. Adicionalmente hay un cansancio por una parte, con un Estado que los jóvenes identifican como parte también del sistema electoral, pero también una desconexión de muchos con lo que sucede en el entorno.

Debemos reconocer que lo ocurrido este domingo está íntimamente relacionado con el desprestigio institucional generalizado, la falta de confianza en el sistema electoral, el tradicional desprecio a la labor que pueden cumplir los jóvenes en la política y la inoperancia de los partidos, entre otras muchas variables, son las causas estructurales que pueden estar produciendo la indiferencia de los jóvenes, porque caer en el simplismo de afirmar que los ellos son, por definición, irresponsables, no va a permitir que se asuma con seriedad el problema y su solución.

Tenemos que reconocer que el inmenso desgaste que vive hoy el Estado, en todos sus niveles difícilmente puede conquistar el interés de una población que, como la gran mayoría de los jóvenes entre 14 y 24 años, solo han conocido un país dividido, violento, intolerante, excluyente y una clase política que entra a saco contra las leyes y los recursos públicos, prácticamente sin consecuencia alguna. Antes que culpar a los jóvenes por su abstencionismo, debemos mirarnos al espejo y oír con atención el verdadero mensaje que ellos, con su ausencia en las urnas lanzaron el domingo pasado.

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Publicado por Editorial

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